CAMINOS IBEROS

martes, 23 de febrero de 2021

El campo de concentración de Albatera: un artículo de Felipe Mejías López


 Aunque la entrada de hoy pueda parecer carente de interés local, lo cierto es que es un tema relacionado y no solo por la proximidad geográfica. El lugar en el que se ubicó el campo forma parte de la cuenca endorreica natural alrededor de la Balsa Llarguera ocupada hoy parcialmente por el embalse de El Hondo, un emplazamiento que se conoce como La marjal por los lugareños de Catral, Albatera, San Isidro, Crevillente y El Realengo. En ese ámbito, en los saladares que entonces eran de Albatera, las autoridades republicanas decidieron establecer un campo de trabajo cuyas instalaciones serían después aprovechadas por los franquistas. Además de las referencias geográficas cabe recordar que algunos ilicitanos pasaron por el campo. Como dato curioso dos hermanos de ilustre apellido (Ramos Folqués) se citan en la relación de reclusos, uno (Alejandro) estuvo en el republicano y otro (Rafael) en el franquista. A mayor abundancia, si en la Cátedra Pedro Ibarra pulsamos en la etiqueta "campo de concentración de Albatera" aparece una lista que debe completarse con la que en su día publicó Francisco Moreno Sáez, un tema que merece una entrada. 
Pese a que la relación del campo de Albatera con lo local sea colateral, no puedo evitar dar a conocer un contenido relevante. Y es que apenas quedan restos materiales como se verá más abajo (y en el artículo reseñado) de un lugar fundamental de la memoria histórica de la Guerra Civil y la represión subsiguiente. Aunque fue cerrado muy pronto, las atrocidades narradas por los supervivientes lo marcan como un hito, un lugar que hay que visitar al menos una vez como preludio o entrada a un conocimiento más cabal de su significación histórica. Por lo demás el arqueólogo Felipe Mejías en más de una ocasión ha publicado en el blog algunos trabajos de su ya extensa obra.

Enlace de descarga: 

ARQUEOLOGÍA DE LA REPRESIÓN, ENTRE EL SILENCIO Y LA MEMORIA: LAS FOSAS COMUNES DEL CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE ALBATERA (SAN ISIDRO, ALICANTE)

en la revista EBRE 38 : Revista internacional de la Guerra Civil (1936-1939) número 10, dentro de las RCUB: Revistas Científicas de la Universidad de Barcelona

RESUMEN

Entre los meses de abril y noviembre de 1939, recién terminada la Guerra Civil, miles de prisioneros republicanos fueron confinados en el campo de concentración de Albatera. Las condiciones infrahumanas a las que fueron sometidos durante ese periodo de tiempo —hacinamiento, hambre y sed, enfermedades, vejaciones y torturas—, y las ejecuciones arbitrarias que allí se realizaron, al margen de cualquier proceso judicial, ocasionaron un número de muertes todavía por evaluar.

El objetivo de este trabajo es dar a conocer los resultados de una investigación que nos ha permitido localizar la ubicación de algunas de las fosas comunes donde fueron arrojados los cuerpos de los represaliados en el campo. Al mismo tiempo, se ha profundizado en el conocimiento de la materialidad de esta instalación represiva —desmantelada y arrasada hasta sus cimientos a principios de 1940— con la identificación exacta de sus límites y de los espacios de frecuentación vinculados con esta durante el tiempo que estuvo en funcionamiento.

Estamos ante un artículo preparatorio redactado antes de incorporar los resultados de las excavaciones del año 2020 (y las que seguramente vendrán a continuación) en su tesis doctoral, así que volveremos sobre este tema.

 Fotografía procedente de la Biblioteca Digital Hispánica. Horno del campo republicano. Arriba lo que queda de él 

Nada queda como he dicho. Tras el cierre y destrucción sistemática del campo en 1940 el solar se integró en los lotes de reparto del Instituto Nacional de Colonización en la década de los 50 entre agricultores venidos de otros lugares para terminar fundando un municipio separado, San Isidro, de Albatera. Como ilustra la fotografía que encabeza la entrada de hoy, un sencillo monumento compuesto por dos vigas de hierro que rompen unas cadenas en lo alto, junto a una placa de la CNT-AIT sirve para recordar donde estamos. No obstante, el campo está un poco más allá a unos 200 m. al N marcado por un panel informativo y los restos del horno transformado después en caseta de aperos. En el empeño de recuperar nuestra memoria colectiva anda metido Felipe Mejías. Nos hace falta. Ánimo y suerte.

Panel informativo y caseta del horno
http://miradas.yporquenounblog.com/2018/11/memoria-de-la-represion-franquista.html

http://miradas.yporquenounblog.com/2020/11/desagraviar-albatera.html

Material adicional en sucesivas entradas.

lunes, 15 de febrero de 2021

LA DEFENSA DE LA COSTA ENTRE LOS SIGLOS XV y XVIII


Bajo el título de hoy se van a incluir una serie de entradas reproduciendo un conjunto de materiales creados con el apoyo o soporte de la
Universidad Politécnica de Valencia que, sola o en colaboración con la UA desde hace tiempo y desde diversos enfoques viene estudiando y cartografiando las torres y fortificaciones costeras del litoral de la Comunidad Valenciana. Algunos materiales producto de esa interesante labor de investigación y difusión fueron citados en su día, entre las que podemos señalar:

Torres vigía y defensa del litoral valenciano (VII) : de la Torre del Cap d'Or a la Torre Bombarda

Una nueva perspectiva sobre las torres de defensa de nuestro litoral

El material se va a reproducir por el evidente interés local de su contenido. Se presentó en FORTMED 2015, la primera Conferencia Internacional sobre Fortificaciones de la Edad Moderna de la costa del Mediterráneo Occidental. Tuvo lugar los días 15, 16 y 17 de octubre de 2015, en la Universitat Politècnica de València (UPV). La Conferencia abordó el tema de las fortificaciones del Mediterráneo occidental bajo un prisma interdisciplinar con participación de arquitectos, ingenieros, arqueólogos, historiadores, geógrafos, cartógrafos, gestores del patrimonio, expertos en turismo, expertos en restauración-conservación y promoción del patrimonio para terminar ofreciendo una visión más inclusiva. Mediante el uso de abundante información gráfica se pone de manifiesto la idea de un sistema defensivo complejo formado por un conjunto de torres de vigilancia y de fortificaciones costeras de aviso y prevención. 

Dado que se trata de un articulo extenso se omite el resumen, la indización y la bibliografía final. El visitante de la página, investigador o paciente seguidor del blog debe acudir a la dirección de descarga del documento que se ha insertado más abajo. Para aligerar la lectura he procurado introducir información grafica y visual adicional relacionada con el tema. 

Empezamos.

La frontera marítima fortificada: de la vigilancia a la señalización (XVI-XIX) 
Alfredo García Mas, Andrés Martínez-Medina (1)

Dirección de descarga del original digital:

https://degraf.ua.es/es/documentos/publicaciones/andres-martinez-medina/2015/106/106.pdf

DOI: 10.4995 / FORTMED2015.2015.1670

1. El sistema de vigilancia y defensa de la costa mediterránea española en el s. XVI

El carácter de frontera del Mediterráneo unido a la inestabilidad política de los países ribereños desde la conocida Pax Romana hasta el s. XIX, tuvo uno de sus puntos culminantes en el s. XVI, cuando la expansión de la piratería y el corso obligó a reforzar el sistema defensivo litoral. Junto a las fortificaciones ya existentes para la protección de las zonas portuarias, del comercio marítimo y de los pescadores, se desarrolló un sistema preventivo, de alerta y de vigilancia, mucho más efectivo con la construcción de nuevas torres vigía que, en el litoral valenciano, contó con más de cincuenta atalayas, concentradas en mayor número en la costa sur por lo accidentado de su geografía, un relieve con más acantilados y bahías, donde las sierras llegan al mar.

Estos centinelas construidos en piedra definían un sistema preventivo para alertar a las poblaciones cercanas de la inminencia de un peligro que llegase por el mar mediante una serie de avisos –ahumadas si era de día y fuego si era de noche–; avisos realizados por guardas ordinarios o ‘atalayas’, que vigilaban el horizonte desde las torres, y atajadores o guardas a caballo, encargados de pasar las noticias de torre a torre o de reconocer la costa en las últimas luces del día y en las primeras del alba para detectar pisadas o huellas. Las torres existentes con anterioridad funcionaban como puntos de alerta local, sin una vinculación entre ellas (Boira 2007). Sin embargo, en el s. XVI se acometió un plan integral de defensas que, además de las nuevas torres distanciadas hasta verse, se completó con la habilitación de los castillos existentes y con la edificación de fuertes de nueva planta. De este modo se construyó una red de defensas que definía la frontera del Mediterráneo y que, a la vez, era un sistema de vigilancia y de transmisión de información.

Como resultado de este plan de la corona de los Austrias, la franja litoral del antiguo reino de Valencia acumuló muchas instalaciones militares defensivas y fortificaciones que, con el devenir, han pasado a formar parte de nuestro patrimonio histórico y cultural, convirtiéndose en señas de identidad del territorio. El control del territorio –control que se inicia con la vigilancia– supone un ejercicio de poder (sea este económico, militar o político) que se facilita con el conocimiento de la geografía, de aquí que la elaboración de croquis, planos y mapas resulte preceptiva para un más fácil dominio o defensa del mismo. De aquí que la cartografía histórica haya jugado un rol decisivo al representar los castillos o fortalezas (y sus pueblos) y las torres vigía porque, dada su permanencia en el tiempo, consolidan una memoria del territorio y evalúan la acción de poder.

En el arco geográfico que abarcamos, la franja litoral comprendida entre la desembocadura del río Segura y el cabo de Huertas, tuvo lugar la construcción de nueva planta tanto de seis torres vigía (Pinet, Escaletes, Talaiola, Carabassí, Agua Amarga y cabo de Huertas) como de una fortaleza (Santa Pola). Estas atalayas completaban la precaria red de alerta que había en la zona con solo dos torres: la torre del Cap del Aljub y la del Tamarit, que remontan sus orígenes a la Edad Media (Requena 1997). De este modo, en el tramo de esta nueva frontera (ca. 30km) se erige una red de defensas que suma un total de siete torres y tres fuertes que protegen dos estratégicas bahías marítimas que constituían el punto de salida de las mercancías del campo de Elche y de la huerta de Alicante. Estas tres fortalezas (que son: Guardamar, Santa Pola y Alicante) permitían la presencia de una población estable y de una guarnición mi-litar que repeliera los ataques en caso de aviso desde la red de avistamiento y vigilancia.

Fig. 1- Plano de las parroquias de Elche (ca. segundo tercio s. XVIII) donde quedan se grafíados, entre otros, las torres del Pinet (moderna, s. XVI) y del Tamarit (medieval, s. XIV), y el castillo de Santa Pola (1554-57)

2. La frontera construida (I): las torres-vigía como puntos de vigilancia

La piratería berberisca y el corso en el Mediterráneo no se produjeron únicamente en la época de los Austrias, sino que venía desarrollándose con cierta frecuencia desde finales de la Edad Media (Hinojosa 2004). Pero en el s. XVI alcanzó su punto culminante a partir de 1516, cuando Arrouj Barbarroja se adueñó de la ciudad de Argel. Desde ese momento, los ataques se sucedieron asiduamente en las costas alicantinas dada su proximidad geográfica. Muy significativos fueron el de 1550, cuando Dragut saqueó San Juan en la huerta de Alicante, y el de 1552, cuando Salah Rais atacó la villa de Elche. (Requena y García, 2010). El aumento de los asaltos de los corsarios norteafricanos llevó a don Bernardino de Cárdenas, duque de Maqueda, marqués de Elche y virrey del reino de Valencia, a ordenar el levantamiento de nuevas torres a lo largo del litoral (Requena 1997) para completar el operativo ya existente y blindar la frontera en una doble misión: vigilar el mar exterior y controlar el territorio interior.

Foto de época. Torre del Pinet

Para organizar este sistema preventivo se mandó publicar en 1554 las “Ordenanzas de la Guardia Marítima del Reino de Valencia”; Ordenanzas que serían renovadas en 1673 por don Vespasiano Manrique Gonzaga, conde de Paredes, lugarteniente y capitán general en el reino de Valencia (Requena 1998). En las primeras ya se fijaba una división territorial del reino en partidos, de los cuales, cinco estaban en la provincia de Alicante. Esta organización militar contaba en cada partido con un Visitador y un Requeridor, y ambos venían obligados a inspeccionar las torres y los puestos de guardia. Esta estructura se completaba con los principales protagonistas de este operativo defensivo, los Guardas y los Atajadores: los primeros encargados de la vigilancia de la costa y de hacer las señales en caso de avistamiento, y los segundos responsables de trasladar las noticias de una torre a otra. De este modo, de un extremo a otro del litoral, cualquier suceso en el mar era conocido en Valencia de primera mano y en poco tiempo (Banyuls y otros 1996).

El avistamiento de los navíos enemigos era la principal función de las torres, por ello su emplazamiento era táctico. Por un lado, cuando la orografía acompañaba, las torres se situaban en elevaciones, cabos o acantilados, buscando la visión más amplia del horizonte. Por otro lado, cuando la costa era llana, se colocaban en playas y cotas bajas que eran lugares donde se podían realizar desembarcos de asalto o la obtención de agua. No restaba ningún sitio sin observación y todas las torres quedaban unidas visualmente. 

Por lo que respecta a las torres, además de sus aspectos constructivos (formales, funcionales y técnicos) y dada su situación aislada y alejada, también era muy importante su aprovisionamiento: el alimento, que se obtenía de los pueblos más próximos (las Ordenanzas fijaban un día fijo para comprar, con preferencia en turno); la leña para las señales, cocinar y calentarse; y, obviamente, el agua (problema secular), para lo que se construían aljibes y cisternas (interiores o exteriores) que se proveían por la canalización de las aguas de lluvia o por llenado con toneles. De hecho, estos depósitos de agua, de vital necesidad, han sido poco tratados y estudiados. 



El espacio geográfico litoral que nos ocupa (desde el río Segura hasta el cabo de Huertas) contaba con las siguientes torres de sur a norte:

Torre del Pinet: emplazada sobre la playa del Pinet, conserva solo su arranque troncopiramidal donde apoyaba su volumen prismático (10x10x 10m de altura sobre la base y muros de 3m, Figs. 01-02-03) como se observa en la foto de época. Puede que el aljibe estuviera fuera dada la posición de la puerta de acceso. Levantada a una legua de distancia al norte de Guardamar, la torre cruzaba señales con su castillo y enlazaba con la torre de Tamarit con idéntico fin.

Torre del Tamarit: su origen es medieval y se emplazaba estratégicamente frente a la gola de la antigua albufera de Elche separada de la línea de costa, como se observa claramente en el mapa del s. XVIII (Figs. 01-02). Su factura de ejecución sirvió a la anterior, si bien esta tiene menor cota y el aljibe en su base. Además de conectar con la del Pinet y con el fuerte de Santa Pola, puede que enviase avisos a las torres del campo de Elche, como sucedía en el cabo de Huertas.

Torre Escaletes: emplazada sobre la sierra de Santa Pola frente a la antigua isla de Elche –actual Nueva Tabarca–, se conserva en bastante buen estado. Erigida de base circular y cuerpo troncocónico, sus dimensiones son de Øb=10m, Øh=8m y h=8m, con muros de 2m (Figs. 02-03). Como en la mayoría de las torres, su puerta se situaba a media altura del lienzo. Su aljibe está separado de la torre y se encuentra en mal estado. Conectaba con el fuerte de Santa Pola y con la siguiente torre Talaiola

Torre Talaiola: emplazada en el cabo de Santa Pola ‒que los árabes llamaron Al-Nadur, el mirador o el vigía (Mas 1988)‒ a más de 100m sobre el mar y con vastas panorámicas. La torre es de planta cuadrada con las paredes ligeramente inclinadas rematadas por una cornisa y en sus frentes presenta aspilleras horizontales. Sus medidas son de 7x7m base, h=12m y muros de 2m (Fig. 03); el aljibe se encuentra fuera. Conectaba con la anterior torre y con la siguiente del Carabassí.

Torre del Carabassí: de esta torre, emplazada en el paraje de este nombre que está definido por cabezos (de cierta altura) y por una playa muy extensa por delante, se ignora la posición exacta de la misma, pero ya la cita Antonelli en 1563 y aparece dibujada en el plano de 1590 donde se representa la presa de Tibi. Conectaba con la torre anterior y con la siguiente hacia el norte.

Torre de Agua Amarga: los restos de esta se ubican en el extremo este del promontorio más litoral de la sierra de Colmenares que discurre paralela a la costa al sur de la plaza de Alicante (en la actualidad: cerca de la OAMI). Solo se conserva la base y el aljibe separado; se ignoran su forma y su volumen (Fig. 02). Enlazaba con la anterior y con la fortaleza de Alicante.

Torre del cabo de Huertas (Alcodrà): se desconoce con precisión su emplazamiento en el saliente que cierra por el nordeste la bahía de Alicante. Es posible que las obras de los sucesivos faros posteriores oculten sus trazas (Fig. 03). Además de cruzar avisos con Alicante y la siguiente torre de La Illeta, también informaba a las casas-torre de la huerta de La Condomina.

Fig. 3- Levantamiento torres del Pinet y de Escaletes, Joaquín Aguado,1870 (AGE, 16-13 y 16-17)

3. La frontera construida (II): los fuertes como nodos de la red defensiva

En este sistema de vigilancia se insertaban los nodos para la defensa: los fuertes que recibían las noticias de los avistamientos y donde residía la tropa que había de responder al ataque. En nuestra geografía fueron tres las fortalezas que canalizaban las informaciones: Guardamar al sur y Alicante al norte (ambas ya existentes y ambas amuralladas según prácticas medievales), y el fuerte de nueva planta que se erigió en el Lugar Nuevo (que sería Santa Pola) absorbiendo la vieja torre entre sus fábricas. De este modo la malla conectaba, de sur a norte, con el siguiente orden: ciudadela de Guardamar; torres del Pinet y del Tamarit; fuerte de Santa Pola; torres de Escaletes, Atalaiola, Carabassí y Agua Amarga; castillo de Alicante; y torre del cabo de Huertas. Red completa de información y defensa. Descritas ya las torres, procede enumerar las obras ‘a la moderna’ realizadas en las fortalezas (Bevià; Camarero 1988), comenzando por las que fueron reformadas y reforzadas para tratar después la obra nueva abaluartada de Santa Pola.

Por lo que respecta al poblado de Guardamar, localizado en un pequeño promontorio al sur de la desembocadura del Segura, conviene apuntar que ya existía un recinto amurallado de origen árabe en cuyo interior se desarrollaría la primitiva población (con calles y manzanas) sobre una via principal norte-sur que conectaba la puerta al recinto (S) con el fuerte de planta trapezoidal en su extremo opuesto (N), llamado ‘la retirada’. Este edificio (que sería cuartel de caballería) remataba el castillo y se estructuraba en torno a un patio cuadrangular con cisterna en su centro, contaba con cocinas, dormitorios y establos y, a finales del siglo XVIII, según el plano levantado por L. Badaran (AGE), se encontraba en muy mal estado; este mismo plano ya recoge que las casas del vecindario se habían extendido fuera de las murallas. Las obras que se acometieron en el s. XVI fueron la ejecución de dos bastiones en el lado noroeste, una plataforma conocida como el baluarte de la pólvora (Bevià; Camarero 1988) y el refuerzo de la muralla (Fig. 04).

Fig. 4- Levantamiento del castillo y población de Guardamar realizado en 1797 por Leandro Badaran

Un proceso similar afectó a la fortaleza de Santa Bárbara (salvo en lo que respecta a que la ciudad de Alicante se desarrolló a las faldas del Benacantil fuera del recinto del castillo), de origen musulmán, y que había sido reformada y ampliada por los cristianos (Rosser 1990). El proceso de refuerzo de las viejas murallas incluyeron el proyecto de varios baluartes y de una tenaza en la que se involucrarían diversos técnicos italianos: J. Paleari, J.B. Antonelli y V. Gonzaga; al respecto remitimos a las últimas investigaciones (Pérez 2011; González 2011; Pirinu 2013). El caso del fuerte militar de Santa Pola es distinto a lo expuesto, ya que aquí se trazó una fortaleza de nueva planta, que se levantó junto a un caserío de pescadores sustituyendo a una torre medieval, y que se ejecutó en un tiempo récord (1554-57) siguiendo, desde el primer momento, los patrones que se publican en los tratados de arquitectura y de ingeniería italianos de la época (Bevià, Martínez 2002). Puede que este fuerte sea el ejemplo más notable de arquitectura militar renacentista erigida en el antiguo reino de Valencia por lo que se refiere a su fidelidad (relativa) a los modelos teóricos de referencia.

Se desconoce al autor del diseño (Sánchez; García 1990) de esta ‘máquina de guerra’, si bien el alzamiento realizado por Alejandro Deretz en 1778 la dibuja en detalle (Fig. 05) y permite aventurar que en su origen hubo un técnico con formación italiana: el replanteo y la modulación de la obra lo atestiguan. De hecho, la planta del fuerte se articula alrededor de un patio cuadrado (de 46,5x46,5 m), biselado en sus esquinas interiores y rodeado por una muralla que define un nuevo cuadrado (62,5x62,5 m), ahora exterior. El espacio sito entre ambos muros (ancho de 8m) está constituido por las diferentes dependencias adosadas unas junto a otras compartiendo los muros perpendiculares a la muralla y que sirven a esta de contrafuertes. Cada uno de estos vanos está cubierto por una bóveda de cañón y todas las fábricas son de mampostería cuyos espesores varían dependiendo de la función de cada muro: exterior en talud (2,60-1,60m), traviesas (1m) y patio (0,5m). La mayoría de las dependencias (en los cuatro lados del fuerte) son, en realidad, las viviendas de los soldados, las cuales cuentan con dos o tres niveles (hogar debajo y dormitorio arriba) según el frente al que recaen.

Desde el punto de vista de los avances militares, el fuerte se equipa con dos baluartes en punta de flecha en las esquinas sureste y noroeste sobre la diagonal (llamados baluarte ‘del Duque’ y ‘del Rey’, la capilla) y ambos con dos troneras por lienzo a batir), con murallas en talud, con bóvedas de relleno para amortiguar los impactos, con tres baterías para cañones en la cubierta y con escalera de cuatro tramos (claustral) para subir a la misma, con entrada en planta en Z y con dos cuerpos de guardia junto a los dos accesos. Aunque tanto el perfil interior como el exterior se ejecutan inclinados, alterando el rigor de la geometría, estas pendientes no tienen otra misión que la de recoger el agua de lluvia y conducirla hasta el aljibe en el centro del patio de armas que se ignora si es anterior o coetáneo de las fábricas renacentistas. Al margen de esta cuestión, esta máquina presenta un diseño equilibrado por simetrías y modulación, reflejo de una concepción centralista (unitaria y estable) que relaciona Estado, frontera y arquitectura en su génesis.

Fig. 5- Castillo-fortaleza de Santa Pola levantado por Alejandro Deretz en 1778 (Vº Bº de B. Ricaud)

4.- La obsolescencia militar: de torres a faros de señalización marítima

La eficacia de todo este sistema de vigilancia y control del s. XVI no resulta fácil de evaluar, a pesar de que supuso la actualización de la red de defensas del Estado español ante las exigencias del nuevo armamento de la artillería. Pero todo el conjunto comenzó a quedar obsoleto con el impulso de la revolución industrial que, en España, no empezó a ser evidente hasta avanzado el s. XIX, en parte, debido a las condiciones con que este se inició: guerra de Independencia, pérdida de las colonias, guerras carlistas. Pero el mundo era ya otro y otro el concepto del Estado.

A modo de ejemplo de estos cambios, que se reflejan desde las disposiciones de los diferentes gobiernos españoles –y que se hacen eco de un pensamiento mitad ilustrado y mitad pragmático, mostrando el rol protagonista que los ingenieros estaban asumiendo en la sociedad desplazando a los arquitectos en muchos campos–, estarían una serie de decretos y leyes modernizadores del Estado, sus estructuras y sus infraestructuras. Entre estos estarían la batería de medidas relativas a la redacción de planes urbanos (1846, planos geométricos), las leyes del telégrafo (1844, el óptico; 1855, por cable), las leyes de ferrocarriles (1855), las leyes de aguas (1866 y 1879) y las leyes de pantanos y canales (1870), entre otras. Sirva de colofón (aunque casi señalaría la apertura de este ciclo), la ley de adopción del sistema métrico decimal en 1849. En este panorama destaca que, en 1847, se redactara el primer plan de alumbrado de las costas y que, en 1872, los faros quedaron bajo la tutela del Mº de Fomento. Es en este contexto que podemos entender el esfuerzo reseñado en el plano de 1870 elaborado por Andrés Segura (Fig. 07), en el cual se repasa todo el litoral desde la provincia de Tarragona hasta Cartagena y donde se enumeran todas las defensas que dicha costa contenía. Se trata de un plano donde el peso de la información recae en las infraestructuras (carreteras y ferrocarriles) y que cuantifica las distancias en tierra (kilómetros) y las profundidades en el mar (metros). En la leyenda de dicho plano se señalan las torres que ‘existieron’, las ‘existentes’ y las que ‘deben conservarse’; estas últimas se levantan en planos a propósito (Fig. 03). En el mismo documento gráfico ya no constan como defensas las torres que años antes se habían transformado en faros, como son los casos de la torre del cabo de Huertas, en cuyo lugar se levantó un faro en 1856, y de la torre Atalaiola, adaptada como faro del cabo de Santa Pola en 1858.

De 1878 data la construcción de nuevos faros y de las casas de los fareros, como acreditan muchos de los proyectos de luces en los puertos y de faros en el litoral valenciano (Sánchez 1993). La mayoría de estos diseños son de nueva planta y obedecen a criterios de composición académica, y en contados casos reutilizan las torres vigía, aunque sí se emplazan en los mismos parajes de aquellos centinelas situados en lo alto de promontorios ya que, de este modo, la luz proyectada podía ser vista desde una mayor distancia en el mar. En el caso de la torre Atalaiola se rehabilita la prexistencia para faro de señalización marítima mientras que la torre del cabo de Huertas se sustituye por un nuevo faro (Fig. 06).

Alcanzado este punto conviene reseñar que los planes de los ministerios para la señalización marítima de las costas quedan dentro de la órbita de la era mecánica que se abrió con la revolución industrial, donde las comunicaciones y el tiempo eran las nuevas dimensiones y las nostalgias históricas no tenían cabida. La visión pragmática de los ingenieros permitió reciclar aquellas torres vigías que eran idóneas para el nuevo fin de señalización, aunque fueron las menos. Lo que sí tuvo vigencia fue la función inversa: alumbrar para el tránsito naval. Si las posiciones topográficas altas ocupadas por torres históricas oteaban bien el horizonte, estas mismas cotas servían para que las señales luminosas se vieran desde puntos muy alejados de la costa. En una estrategia similar de implantación, la vieja red de vigilancia fue sustituida por un nuevo sistema de señalización de la costa. 

Ahora la navegación marítima no suponía un peligro, era el progreso. 

Fig. 7- Plano de la costa mediterránea desde Cartagena hasta Vinaroz con las infraestructuras terrestres (carreteras y ferrocarriles), así como del inventario de las torres vigía del s. XVI que quedaban en pie con indicación de cuales debían mantenerse y cuáles no por no ser ya útiles. (Autor: A. Segura de Vega, ingeniero, Valencia, 1870, e: 1:500.000, smd; AGE, expte. A-16-01)

(1) Dpto. de Análisis Geográfico Regional y Geografía Física, Universidad de Alicante, España alfredo.garcia@ua.es
Dpto. de Expresión Gráfica y Cartografía, Universidad de Alicante, Alicante, España andresm.medina@ua.es

Publicación de la Universidad Politécnica de Valencia en colaboración con la Universidad de Alicante en la obra Arquitectura defensiva en el Mediterráneo : Siglos XV al XVIII / Pablo Rodríguez Navarro (Ed.)



La fotografía que encabeza la entrada procede de: http://www.historiadelartedospuntocero.com/2017/05/torre-escaletes-1552-santa-pola-alicante.html

El resto de ilustraciones están sacadas del artículo, previa preparación y procesado. Las diferencias y errores son atribuibles por entero al responsable del blog.

martes, 2 de febrero de 2021

Alegando que es gerundio: Revisión del Plan General

 


El 31 de enero era el último día del plazo para presentar alegaciones al Plan general Estructural del Ayuntamiento de Elche, en fase de exposición pública (enlace al documento en pdf pulsando aquí: Documento de Consulta pública previa Revisión Plan General Estructural de Elche). A través de Juan Pascual (aunque según me dijo el texto es de un conocido abogado local) me llegó un modelo de alegación que pude rellenar y presentar justo a última hora. De haber tenido más tiempo habría presentado la iniciativa en el blog para que los sufridos seguidores pudieran apuntarse y presentarla. 

Y es que al terminar de leer y analizar la propuesta quedó la sensación de que buena parte de las entradas de este blog, en especial las dedicadas a recorrer el N del término municipal y no son pocas, estaban recogidas en la alegación. El conjunto de puntos de interés que hay en esa parte de nuestro término da para mucho. Una y otra vez, a pesar de tenerlo más que visitado, suelo volver casi siempre con provecho. Por eso la presenté y espero que sirva de algo. Así que he decidido adornar la entrada con unas cuantas fotografías de mis paseos que ilustran parcialmente lo que se dice. Venga

CONSULTA PÚBLICA REVISIÓN PLAN GENERAL ESTRUCTURAL

AYUNTAMIENTO DE ELCHE

EXPONGO

Que según el DOCUMENTO DE CONSULTA PÚBLICA PREVIA  a la REVISIÓN DEL PLAN GENERAL ESTRUCTURAL DE ELCHE, elaborado por los Servicios técnicos municipales, uno de los problemas que se pretenden solucionar con la revisión del plan general es el que consiste en la necesidad de definir la infraestructura verde del término municipal de Elche. 

Entre los motivos que en ese documento se expresan y justifican tal necesidad, destaco con especial tipografía, negrilla y/o subrayada, los que considero que sirven para fundamentar la necesidad de hacer realidad las propuestas que expondré: 

El municipio de Elche cuenta con espacios de gran valor ambiental, paisajístico y cultural ya reconocido, como la zona de sierras al norte del municipio; …

Según lo expuesto, como consecuencia del nuevo marco legislativo (art. 4, art. 6 LOTUP) y con el fin de aumentar la sostenibilidad y resiliencia de nuestro territorio, resulta necesario establecer la infraestructura verde del término de Elche, así como las distintas unidades de paisaje y sus objetivos de calidad paisajística, como condicionante previo a la planificación urbanística y a la asignación de usos y actividades en el territorio. …

Se plantea así ahora la necesidad de definir la Infraestructura Verde del término de Elche, como una red continua e interconectada que vertebre el territorio con el fin de asegurar el equilibrio biológico y garantizar importantes servicios ecosistémicos como la regulación del ciclo hidrológico, reserva de biodiversidad, purificación del aire, sumidero de CO2, regulación climática, prevención de catástrofes naturales, etc., tanto en el medio rural como en el medio urbano.

Mediante soluciones naturales la infraestructura verde puede aportar múltiples beneficios ecológicos, así como económicos y sociales. …

Por este motivo, esta red debe extenderse por la totalidad del territorio, e incluir no sólo los espacios de alto valor ambiental, paisajístico y cultural, sino también las áreas críticas del territorio, así como los corredores ecológicos y conexiones funcionales, e incluso los espacios libres y zonas verdes públicas de los asentamientos rurales y urbanos. En definitiva, se pretende que la conectividad de los ecosistemas pueda darse también a través de los ámbitos urbanos, reconectando la ciudad con su entorno, mejorando el microclima urbano, la calidad de vida y la salud de los ciudadanos. 

Con el objetivo de compatibilizar y hacer posible:

1.   El derecho de todos a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo personal (art. 45.1 de la Constitución española) …

2.   Favorecer el desarrollo por la población de actividades saludables en contacto con el medio ambiente y, …

3.   Proteger las sierras tanto del norte del municipio, como del sur, …

PROPONGO:

PRIMERO: En todas las zonas coloreadas en amarillo de las imágenes siguientes:

·      Prohibición de implantación de nuevos vertederos y de ampliación de los existentes.

·      Prohibición de nuevas roturaciones y explanaciones así como la ampliación de las existentes, en cuanto se afecte a terreno en estado natural.

·      Prohibición de creación de nuevos caminos.

·      Prohibición de implantación de parkings. 

Prohibición de asfaltado de caminos, tanto si el suelo es público como privado.

Prohibición de la caza, tanto en fincas privadas como en terrenos públicos.

Identificación y delimitación de núcleos de viviendas consolidadas cuya implantación se haya efectuado al margen de procesos de urbanización y edificación, a efectos de la minimización de impacto ambiental.

SEGUNDO.- En la zona de la figura 1:

Creación de una red de senderos para la práctica del senderismo, carrera a pie y mountain-bike.

Al oeste de la línea del AVE la clasificación del suelo como no urbanizable debe conllevar la mayor protección que legalmente sea posible, excluyendo así cualquier actuación y uso que requiera la minoración de la superficie actual de suelo en estado natural. 

Al este de la línea del AVE, se han de identificar y delimitar los espacios forestales o de monte para su absoluta preservación y protección, de forma que se impida su ocupación por cualquier tipo de nueva construcción o instalación.

Creación de una red de senderos para la práctica del senderismo, carrera a pie y mountain-bike.

TERCERO.- En la zona de la figura 2:

Identificación y protección del trazado de la conducción de agua potable del Obispo Tormo del s. XVII. Elemento histórico-cultural-patrimonial cuya declaración como BIC se debe proponer e impulsar ante la Generalitat Valenciana.

Identificación y protección de los caminos públicos existentes desde tiempo inmemorial, incluso en los tramos ocupados y usurpados, como paso previo a la recuperación de su posesión y reacondicionamiento.

Creación de una red de senderos para la práctica del senderismo, carrera a pie y mountain-bike.

CUARTO.- En la zona de la figura 3:

Creación de una red de senderos para la práctica del senderismo, carrera a pie y mountain-bike.

Identificación y protección máxima para el trazado del canal de desviación del pantano.

Clasificación del suelo ocupado por la PEÑA EL CLOT y su entorno inmediato, incluyendo el espacio del antiguo Molí Magros, de la que resulte posible su existencia como dotación de carácter privado (Peña El Clot) para usos de carácter deportivo, lúdico recreativo y cultural.

Identificación y protección del trazado de la conducción de agua potable del Obispo Tormo del s. XVII. Elemento histórico-cultural-patrimonial cuya declaración como BIC se debe proponer e impulsar ante la Generalitat Valenciana.

Identificación y protección de las vías pecuarias y los caminos públicos existentes desde tiempo inmemorial, incluso en los tramos ocupados y usurpados, como paso previo a la recuperación de su posesión y reacondicionamiento.

Ampliación de la red de senderos para la práctica del senderismo, carrera a pie y mountain-bike.

Identificación y protección del conjunto de canteras diseminadas en las sierras de la Llosa y el Tabayá, así como en el Barranco del Escorfer y prolongación del Barranco de San Antón, para proponer e impulsar su declaración como BIC en la categoría de Conjunto Histórico (el artículo 26 de la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano recoge la clasificación de los Bienes de Interés Cultural Valenciano. La categoría de CONJUNTO HISTÓRICO, se define como la agrupación de bienes inmuebles, continua o dispersa, claramente delimitable y con entidad cultural propia e independiente del valor de los elementos singulares que la integran).

Identificación de un área acotada que comprenda el espacio conocido como EL CAU, donde se ubican las esculturas y pinturas realizadas por D. Mariano Ros, para hacer posible el desarrollo de usos públicos de carácter educativo-cultural como aula de naturaleza o similar, pudiendo albergar además de la obra de D. Mariano otras instalaciones directamente relacionadas con la montaña del Tabaiá, sus canteras y su historia.

Identificación y protección de las llamadas “minas de agua”. 

QUINTO.- En la zona de la figura 4:

Identificación y protección de las llamadas “minas de agua”.

Creación de una red de senderos para la práctica del senderismo, carrera a pie y mountain-bike.

Identificación y protección de los caminos públicos existentes desde tiempo inmemorial, incluso en los tramos ocupados y usurpados, como paso previo a la recuperación de su posesión y reacondicionamiento.

SEXTO.- En la Sierra del Molar: 

Identificación del área ocupada por el antiguo asentamiento de San Francisco de Asís para su especial protección. 

Creación de una red de senderos para la práctica del senderismo, carrera a pie y mountain-bike.

Identificación y protección de las vías pecuarias y los caminos públicos existentes desde tiempo inmemorial, incluso en los tramos ocupados y usurpados, como paso previo a la recuperación de su posesión y reacondicionamiento.

Identificación y protección del trazado de los canales de El Progreso y de El Porvenir, cuya declaración como BIC se debe proponer e impulsar ante la Generalitat Valenciana.

Por lo expuesto

SOLICITO: Sean recogidas las propuestas que éste contiene, en la revisión del Plan General Estructural de Elche.