Nuestra ciudad es una de las que más casos de coronavirus está registrando tras las fiestas de Navidad y fin de año. En consecuencia los hospitales públicos se encuentran saturados y el personal sanitario en una situación poco menos que lamentable. Las autoridades competentes no decretaron antes de las fiestas un confinamiento corto, la gente se lanzó a la calle y estamos ahora recogiendo los frutos. Al final se va a obtener el resultado que se pretendía evitar: que la pandemia incida intensamente en la economía, más incluso que si se hubiese decretado un confinamiento de 15 días antes de las fiestas.
Los cuadros estadísticos (procedentes de Foro Ciudad; y en medio de ellos el gráfico del mapa COVID-19, una utilidad alojada en maldita.es) son más que elocuentes: la curva de la tasa PCR por 100.000 habitantes (es decir el número de casos detectados tras la prueba PCR por cada 100.000 habitantes) se ha disparado hasta el extremos de ser prácticamente vertical, lo que viene a suponer que el crecimiento de casos aumenta casi exponencialmente cada día, sin que se perciba a nivel estadístico tendencia alguna a que la tasa de crecimiento se vaya frenando. Falta anotar que para saber el numero de afectados en una ciudad como Elche con más de 200.000 habitantes tenemos que multiplicar por dos la tasa.
¿Que pretendo decir? Muy sencillo, la gente tenemos que reducir al máximo los contactos sociales; si procuramos aislarnos, ahora que estamos en fase expansiva, podemos reducir con nuestro comportamiento la evolución de los contagios, hasta que se generalice la vacunación. No hay otra. Ya habrá tiempo de desfacer entuertos o de vivir la vida sin pegas, ahora por responsabilidad toca confinarse todo lo que podamos.
Venga
La ilustración que encabeza la entrada procede de Radio Elche-Cadena SER
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