De nuevo presentamos un artículo de Gregorio Alemañ García, jefe de la Oficina Técnica de Patrimonio del Ayuntamiento de Elche que combina elementos de investigación, de difusión y conocimiento acerca de los avatares históricos y la situación actual de este singular Bien de Interés Cultural de titularidad municipal, demasiado maltratado pese a ello, como se indica. La abundante información gráfica que contiene obliga a dividirlo en dos partes, aunque como siempre al final se va a proporcionar el enlace de descarga a quien quiera tener el artículo completo. Espero que lo disfruten y también que la exposición sirva para que al menos, no vuelvan a realizarse "acondicionamientos" y "restauraciones" al margen o pasando por encima del innegable valor artístico e histórico del monumento. A nivel personal diré que tanto las dos entradas como la que a continuación expondré, son un homenaje a Rafael Navarro Mallebrera, Archivero-Bibliotecario, quien desde su autoridad manifiesta como profesor de Arte y experto en barroco, reiteradamente decía que San José era el más claro ejemplo vivo de construcción conventual del barroco valenciano. Gracias a él, de vez en cuando bajaba al templo intentando ver son sus ojos todas las maravillas que incluye.
GREGORIO ALEMAÑ GARCIA
DEL CONVENTO DE SAN JOSÉ
"Tres
conventos existen en esta villa: uno de ellos es el de San José de la orden de
PP
Franciscanos situado á la salida del pueblo para Orihuela en el barrio de
Santa Teresa: es de
buena fábrica, bastante capaz y en Su centro se ve un
grande patio rodeado de un soportal con
varias pinturas alusivas á la vida de
San Pascual Bailon: en el centro del patio hay un POZO ó
cisterna de aguas de
lluvias; y junto al edificio un huerto de palmeras y otros árboles frutales...
en
la actualidad se halla destinado á hospital; y en su iglesia no solo se dice
misa sino que
se ha reclamado del Gobierno la habilite como ayuda de parroquia
de la del Salvador
Pascual
Madoz.
Diccionario
geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar.
Madrid, 1847.
Tal vez,
Ia que ahora es conocida como Ia iglesia
de San José, aparentemente sencilla y llamativa por su exuberante
decoración y policromía interior, fue en su día Ia construcción principal del
que fuera el convento de San José, uno de los más emblemáticos y distinguidos
de los que haya tenido Ia ciudad.
Situado en
Ia margen derecha del cauce, en el barrio de Santa Teresa, entre Ia ladera del
Vinalopó y el cruce del camino de Orihuela y el de Catral donde se ubicara Ia
Cruz de Término, con su fachada principal a norte, a Ia actual plaza de los
Reyes Católicos, conocida anteriormente como el Passeig del Xilindró, con su huerta que lo rodeaba desde Ia
rambla por su parte sur lindante con Ia actual calle Sor Josefa Alcorta,
ubicada en el interior de un huerto de palmeras conocido por el mismo nombre
que el convento, con una alberca (todavía existente sus restos), que se
alimentaba de Ia acequia de Marchena.
La iglesia
era Ia parte central de un conjunto formado por, un claustro a su izquierda, dependencias
para los frailes y una segunda capilla que posteriormente se adosaría a
poniente, perteneciente en su día a los Hermanos de Ia Orden Tercera y dedicada
a San Francisco de Asís. EI conjunto quedaba enmarcado con el huerto de
palmeras que Ia rodeaba por el este y el sur, mientras que por su fachada
principal, discurría de norte a sur por el camino de Orihuela, un Vía Crucis
con sus respectivas estaciones de Ias que tan solo se conservan tres de sus
paradas.
La
edificación de tipología barroca, mantiene en su conjunto los rasgos comunes de
Ias propias de Ia Comunidad Valenciana, emparentada según Gaspar Jaén, con los
Capuchinos de Monovar y Santo Domingo de Orihuela. Sin embargo, Ia abundante
decoración interior de sus pinturas, Ia azulejería de los zócalos, Ia
austeridad del claustro, los tragaluces de Ia cubierta a dos aguas, su singular
espadaña con Ia campana que perteneciera a Ia ya derruida ermita de La Sangre
de Nuestro Señor Jesucristo, etc., hacen del conjunto un enclave singular y
único de nuestro patrimonio arquitectónico religioso, reconocido como bien de
interés cultural (BIC).
La riqueza
decorativa de su interior, contrasta con Ia sencillez y austeridad de sus
fachadas, maltratado en su conjunto por Ias distintas actuaciones que se han
ido sucediendo a lo largo del tiempo, en parte, consecuencia de los distintos
usos a que se han destinado sus construcciones, y en gran medida, por Ia falta
de sensibilidad en Ias actuaciones que se han ido sucediendo, sobre todo, en
estos últimos tiempos. A pesar de éstas y de los variados usos a que se ha
dedicado, Ia edificación ha conseguido sobrevivir hasta nuestros días, pese a
Ia poca atención que se le ha prestado y se le presta, máxime si consideramos
que este singular y exclusivo conjunto es
propiedad del Ayuntamiento de Elche, pues Ia comunidad católica solo hace
uso de Ia iglesia por un arrendamiento en precario, es decir, de modo gratuito.
EI convento de los Franciscanos, se establece en
esta ciudad a instancia de la Sra. Marquesa de Elche Doña Juana de Portugal, en
el mismo sitio donde existiera una pequeña ermita dedicada a San José. Las
obras de esta primera iglesia se iniciaron a mediados de abril de 1561 y quedó
bendecida el I de noviembre de 1562 por el Obispo de Ia isla de Candía don
Marco Soriano que se encontraba de visita por estas tierras (1). En sus
inicios contaba con ocho frailes venidos del Pedroso, con Fr. Alonso de Llerena
como Comisario
y Guardián de Ia nueva casa (2).
En este convento, tomaron el
hábito el beato Andrés Hibernón (1565) y fue visitada por San Pascual Bailón
(1566) (3) y el santo fray Pedro de Alcántara. En la actualidad todavía se
conserva una pequeña gruta junto a la alberca del huerto, cerrada con una reja
de hierro, en la que hasta hace unos años, se albergaba la imagen de este santo
y que también fue utilizada anteriormente como casa-cueva conocida como del tío Pepe.
Esta primera iglesia se
construye a expensas de los Marqueses de Elche, Sres. Duque de Maqueda como
patronos de Ia misma, de traza similar a Ia existente en el Pedroso; estaba construida
con “maderas del frondoso pinar que
poblaba toda aquella porción de territorio hasta Carrús (4).Este primer
convento fue cabeza de Ia provincia hasta Ia construcción del convento de San
Juan de Ribera en Valencia, el I de noviembre de 1562 (5) con el que no pudo
rivalizar.
Nada se conserva ya de este
edificio, que se describe como uno de los mejores y más hermosos que ha tenido
Ia Orden y que más tarde será sustituido por el actual, como tampoco queda ya vestigio
alguno del frondoso pinar que se menciona. En esta época, Ia comunidad contaba
ya con un total de 54 frailes.
En estas fechas, el convento
estaba aislado y Ia comunicación con el pueblo resultaba una labor penosa al
tener que cruzar Ia Rambla por el único puente de tablones de madera que
existía para cruzar el río al final de Ia Cuesta de Bonus en el ravaI. En
repetidas ocasiones los frailes plantean el traslado del convento a Ia ciudad y
finalmente, será en 1613 cuando consiguen Ia autorización eclesiástica para tal
fin. Para posibilitar el traslado, en 1648 se inicia Ia construcción de un
nuevo convento en Ia Casa de los Malla (después
del Dr. Caro, al fondo del callizo de Ia Alpujarra) de Ia calle Alpujarra (6), cuando todavía perduraba Ia epidemia de
peste que azoto Ia ciudad y que se había iniciado el año anterior. Todavía y a
instancias del Duque, el 2 de junio de 1648 se volverá a trasladar de nuevo Ia
Orden, en este caso, a Ia casa de Caro.
A tenor de Ia epidemia y
dada Ia situación alejada de Ia ciudad, el convento se ocupa como lazareto u
hospital donde tratar Ias enfermedades infecciosas, en un intento de proteger
al resto de Ia población. Una vez concluida Ia plaga, recuperara su uso
original y los frailes de la orden
regresan a él nuevamente.
Este primer edificio, fue completamente derruido en 1678
para construir en su lugar una nueva construcción, todavía bajo el patronato
del Marques de Elche (7). El Ayuntamiento propone edificar un nuevo convento a
su cargo y sus obras se prolongaran durante casi 25 años. El resultado será una
obra singular y notoria, de los mejores y
mas hermosos que tiene Ia Provincia (8), que destacaba por su extensa y
completa biblioteca, retablos, lienzos y decoraciones.
De este edificio
solo perdura Ia actual iglesia, de planta de cruz latina, corto el crucero y
sin cúpula, con tres capillas a Ia derecha (dedicadas a “San Pascual”, “Santa
Ana” y del “Santísimo Cristo”), y tres a Ia izquierda (“San Pedro Alcántara”,
“Niño Jesús” y “San Antonio”). Hacía principios de 1700, quedará terminado el
claustro (según Tormo), y será a lo largo de este siglo, cuando se decoran Ias
capillas laterales de Ia iglesia tal y como Ias conocemos ahora.
La capilla de Ia Orden Tercera se edifica con permiso
concedido el 6 de enero de 1718, pues hasta esta fecha, Ia Orden celebraba sus
ceremonias litúrgicas en una de Ias capillas de Ia iglesia del convento, en Ia capilla de San
Pedro de Alcántara. Las obras de esta capilla finalizaron y fue bendecida, el
27 de febrero de 1739.
Con Ia desamortización de Mendizábal decretada el 8 de
marzo de 1836, los frailes son expulsados y el convento recobra nuevamente su
uso como hospital (Casa Hospital de Beneficencia),
que antes existiera en Ia Corredera (Hospital
de Ia Caridad, de 1564). Por Real Orden de 11 de junio de 1841, se autoriza
este uso que se mantendrá más de un siglo hasta principio de los 60 y se
concede a su vez, Ia cesión de Ia propiedad del edificio al Ayuntamiento. En
1884, se instaló Ia comunidad de Ias Hermanas de Ia Caridad para el cuidado de
los enfermos. Inicialmente, desde 1835, las dependencias del convento se
dedicaron como escuelas de instrucción pública.
Como nota anecdótica, en 1852, se llevaron a cabo Ias obras
de urbanización del Paseo del Chilindrón, donde se utilizaron los azulejos del
convento para revestir los bancos (9).
En 1887, eI alcalde Don José Rodríguez,
independientemente del uso hospitalario, instaló un asilo de ancianos en Ia
planta baja del Hospital que sería atendido por Ia Junta de Señoras, presididas
por Fernanda Santamaría cuya intervención, junto con Ia de su marido José
Revenga, desempeñaron un papel determinante para conseguir, primero, Ia
ampliación del asilo a Ia nave de Ia antigua capilla de Ia Tercera Orden (5 de junio
de 1909) hasta ahora utilizada como almacén (10) y más tarde, resultando
pequeño este espacio, se trasladó a un nuevo edificio que se corresponde con el
actual, cuyas obras se iniciaron a principios de junio de 1916 y fueron
inauguradas el 2 de febrero de 1919.
En lo que respecta a Ia antigua capilla de Ia Orden Tercera,
Ia petición de ampliación del asilo se formuló estando ya esta construcción en
ruina, ocasionada por el derribo, este mismo año de 1909, por parte del
Ayuntamiento y al objeto de ampliar Ia calle (actual Sor Josefa Alcorta), del
muro y Ias cinco capillas de poniente, dejando tan solo Ias arcadas de acceso a
dichas capillas, lo que supuso el inminente hundimiento de su cubierta.
Después de su uso como asilo, Ia capilla de Ia Orden
Tercera se utilizó como almacén municipal y posteriormente, tras su derribo
parcial, como parque móvil. Probablemente, a raíz de Ia autorización de Ia
ampliación del asilo, es cuando se procedió al levantar el muro derruido que cierra
Ias arcadas de Ias capillas derruidas, así como a ejecutar el forjado que
cubrirá Ia planta baja para posibilitar habilitarla para este uso.
La edificación que
existía anexa a Ia derecha, frente a Ia fachada principal de Ia iglesia,
albergó Ia Escuela de Párvulos de San Vicente de Paul desde 1896 hasta
principios de los años 70, según inscripción de Ia placa de mármol blanco que
estaba empotrada en su fachada “Escola de
Pàrvuls de Sant Vicent de Paul. 1896”, y cuyo destino se desconoce. EI
mismo espacio de Ia capilla de Ia Orden Tercera, una vez trasladado el asilo a
su nueva ubicación, se utilizó también como aula de esta escuela en su sección
de niños, mientras que Ias niñas quedaban recogidas en este otro pabellón.
NOTAS
(1) Alejandro Ramos, Historia de Elche, 1987, p. 480.
(2) Pedro Ibarra y Ruíz, Historia de Elche, Biblioteca Digital Alicantina de Ia Caja del Mediterráneo(3) Gaspar Jaén referencia estas fechas como 1563 y 1564, respectivamente
(4) Ibidem, Pedro ibarra, Historia...
(5) Alejandro Ramos, Historia de Elche, 1987, p. 480
(6) Gaspar Jaén, Formació d’una ciutat moderna de grandària
mitjana: EIx, 1740-1962, 2017, p. 94
(7) En 1650, se otorga escritura de patronato del Convento por
los Marqueses de Elche.
(8) Crónica de 1795. Pedro Ibarra, Conventos de Elche, 1931,
p.65
(9) Gaspar Jaén, información contenida en Ia ficha del
borrador del Catálogo de Edificios protegidos
(10) En noviembre de 1893, se guardaban en Ia capilla los
faroles de gas, aun cuando el alumbrado público ya era eléctrico, “per fer-los servir si fallaven els
elèctrics”.
MATERIAL ADICIONAL
La fotografía que encabeza la entrada se ha tomado de un reportaje de Paco Ciclón
No hay comentarios:
Publicar un comentario