Elche es una villa construida en una llanura atravesada por un canal derivado del río. Este canal pasa bajo sus muros, [y] los habitantes hacen uso de él, porque sirve para los baños y corre por los mercados y calles. Las aguas del citado río son salobres. Para beber, los habitantes se encuentran en la necesidad de traer agua de lluvia de otros lugares, que almacenan en aljibes
El-Idrisi, Geografía de España, s. XI-XII
Empezando con perogrulladas diré que en verano hace calor (aunque ahora mismo llueve) y por eso mismo no garantizamos la bondad de lo que sigue. Con el bochorno estival el pensamiento serio y racional se atasca y si es sobre algo tan manido como el Mercado Central el resultado puede ser totalmente imprevisible como merece cualquier sueño de una noche de verano. En ese estado se pueden emparejar un poco sin saber como varias cosas de difícil comunión para producir un engendro que al final nos hace preguntarnos si efectivamente el resultado es un sueño o una realidad posible, porque la mente sin voluntad aparente se dirige a imaginar un mercado rehabilitado sin pelotazos urbanísticos y sin añadidos innecesarios e interesados, sin más pretensiones que cumplir con un conjunto de funciones tradicionales: la venta de productos alimenticios y derivados a la ciudadanía en general, un servicio cuya organización, tutela y control es competencia de las Corporaciones Locales. La ensoñación produce resultados devastadores: si se hubiera aprobado un proyecto sensato basado en la restauración del edificio actual el Mercado ya estaría realizado y en funcionamiento a un coste perfectamente asumible por el Ayuntamiento, sin contar siquiera con la más que probable ayuda financiera y económica de otras administraciones publicas.
1.- Las excavaciones del Mercado y el proyecto de ciudad
La misma civilización que introdujo la agricultura de Oasis alrededor de la ciudad aprovechando al máximo el escaso caudal del Vinalopó se asentó y fundó la Madinat Ils y habitó lo que hoy son las ruinas exhumadas alrededor del Mercado. Esa verdad elemental se impone en toda su majestad: somos la única ciudad de Europa que puede permitirse el lujo de ofrecer a la vista de ciudadanos y visitantes de una tacada una traslación literal de una fuente histórica (la cita del El Idrisi que encabeza la entrada), un ejemplo fosilizado de la agricultura de oasis (El Palmeral Patrimonio de la Humanidad que aún circunda la ciudad y el sistema de riego asociado con la Sèquia Major ), un baño arabe junto al mercado (y otro más en la puerta Lucentina) alimentado con las aguas salobres del río aportadas por la Sèquia Major y en una simbiosis perfecta en el interior del mercado se pueden conservar ejemplos de los aljibes destinados a almacenar el agua de lluvia procedente de tejados y calles, elemento esencial que como afirma el citado autor árabe, explica la pervivencia del asentamiento casi hasta nuestros días, un requisito que por cierto se mantuvo hasta finales de la década de los 50 del siglo pasado; todas las casas de una planta del barrio de Carrús, por ejemplo, incluían un aljibe, teja alicantina y canalones para aprovechar la lluvia. Pero es que además y como no podía ser menos también hay elementos que podrían sugerir la permanencia de la función comercial en el mismo lugar a lo largo de varios siglos como sugieren los depósitos subterráneos de época árabe, las enormes tinajas del XVIII que se pueden ver aún hoy en lo excavado, restos de probables tahonas y establecimientos comerciales para la venta de aceite, vino y otros líquidos destilados a partir del sudor de sus habitantes y del agua salobre en los huertos que menciona El Idrisi.
Una ciudad dos veces patrimonio de la humanidad y que tiene restos directamente relacionados con ambos (y hay que recordar aquí el Vínculo del Doctor Caro y más cosas que sostuvieron la celebración de la Festa) no puede dejar pasar esta oportunidad única de mostrar y explicar la formación de ambos patrimonios alrededor del Mercado.
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El Mercado rehabilitado desde la Puerta de Guardamar, actual Ayuntamiento |
2.- El sueño
Metido en harina, desde el Ayuntamiento se puede ver que el acceso se sitúa al nivel del suelo de los baños recién descubiertos, rodeados de gradas o escalones, destacando las tres bóvedas correspondiente a las salas fría, templada y caliente, junto a los vestuarios, las letrinas, los hornos y la leñera, todo ello de acceso directo y libre para clientes y visitantes. Y se me ocurre (puesto que es mi sueño) que las dependencias podrían ser ocupadas por un puesto o quiosco habilitado para el préstamo de libros y material multimedia similar al punto de biblioteca existente en el Mercado de Alicante, con mobiliario adaptado para el uso del espacio que permita apreciar los restos originales bajo las bóvedas, cuyo techo estrellado reproduce el firmamento y proporciona una excelente luz natural. Por allí se accede a la planta Baja del Mercado y cuando se traspone la entrada además de los puestos de venta alrededor de los muros perimetrales se puede observar un espacio diáfano en vertical que nos permite ver el armazón metálico que sostiene el tejado desde que se edificó en 1962 con la techumbre parcialmente sobreelevada para facilitar el acceso de la luz solar.
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Interior con el espacio diáfano en el centro que permite ver las cimbras y facilita la penetración de la luz |
En el suelo sobre pavimento de cristal, a la derecha los contenedores cerámicos del XVIII y un poco más allá, a la izquierda un aljibe y de nuevo a la derecha los escasos restos de una casa árabe con pavimento. Salvo que no se considere oportuno dado que se han considerado en general bienes semovientes, en la esquina SE junto a las escaleras de la Plaza de las Flores se puede ver un enterramiento doble de los primeros habitantes del lugar. No deja de ser una paradoja que un lugar destinado a prolongar la vida nos remita al manido pulvis es et in pulverum reverteris.
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Enterramientos. Infografía de Alebus |
Volviendo al edificio, una leve pendiente nos permite salir por a la Plaza de las Flores sin escaleras ni obstáculos, parcialmente ocupada con pérgolas y espacios de ajardinamiento que rememoran las callejas y adarves de la ciudad árabe. Debajo, un aparcamiento para uso de los placeros que vendría a salir enfrente de la Glorieta, con circulación de vehículos a determinadas horas y restringida a los residentes, de manera que se compagine la peatonalización de la Corredora y las necesidades varias.
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Vista desde la Plaza de las Flores |
3. Notas
El sueño tiene su fundamento en un trabajo universitario presentado para la asignatura de Análisis y Gestión del Paisaje de la Universidad de Alicante, dentro del Grado de Geografía y Ordenación del Territorio, por tres alumnos que montaron un auténtico estudio de impacto ambiental y paisajístico aplicando la legislación vigente a partir de la rehabilitación del edificio una vez cumplida la primera fase de la excavación arqueológica. Dicho estudio se encuentra inédito. Diré que me puse en contacto con alguno de los autores para poder publicar total o parcialmente su contenido en este blog y no he recibido respuesta, así que he procurado reducir al máximo las citas y el contenido. No obstante me consta que en la elaboración de la infografía y otros añadidos ha participado el departamento de urbanismo del Ayuntamiento de Elche, en especial el Jefe del Servicio Julio Sagasta.
Asignatura: ANÁLISIS Y GESTIÓN DEL PAISAJE.
Grado en Geografía y Ordenación del Territorio.
Alumnos autores del estudio:
-Alejandro Sainz-Pardo Trujillo.
Título: ESTUDIO DE INTEGRACIÓN PAISAJÍSTICA PARA LA
REHABILITACIÓN DEL MERCADO CENTRAL DE ELCHE Y
REURBANIZACIÓN DE SU ENTORNO
Como materia prima del sueño se ha tenido en cuenta el informe preliminar de ALEBUS a la empresa APARCISA que se presentó en su día solicitando permiso para derribar el edificio y arrasar los restos excavados en el interior del Mercado, que por cierto la Dirección General de Patrimonio consideró en principio prescindibles, aunque dictaminó una tercera fase de excavaciones que abarcara la totalidad de la superficie afectada. Resulta obvio que los restos son incompatibles para construir las plantas de aparcamiento en el subsuelo, pero pueden venir muy bien para vestir un mercado rehabilitado y conectarlo así con una de las herencias más importantes que hemos recibido inscrita en nuestro paisaje urbano y rural.
De nuevo estamos ante un informe no publicado. También pedí permiso para publicar un resumen o parte del informe por la trascendencia del tema a los ciudadanos y me lo denegaron aludiendo sus autores que querían mantener su contenido inédito para posteriormente publicar en forma de libro el análisis de los resultados de la excavación. Aquí va la portadilla del informe: