No soy agricultor; de hecho mi relación con las herramientas agrícolas, en especial el legón y la azada, es solo visual. Pero me he criado en el campo, lugar en el que pasé buenas temporadas en mi infancia, pues no en vano mis padres procedían nada menos que del Derramador y de Daimés. Los densos cañaverales que crecían en la parte de arriba de ambos márgenes del Assut dels Comuns y que llegaban a unir sus frondas por encima proporcionando un curioso efecto de túnel con una densa sombra incluso en los días más cálidos del verano, fueron lugar habitual y materia prima para mis juegos. Al Assut lo recuerdo más profundo y más húmedo que en su estado actual desprovisto de cañas y reducido a lugar de paso de vehículos. Al sonido de las cigarras se añadía siempre el peculiar susurro del cañaveral pues bastaba una suave brisa para llevarlo puesto casi sin sentirlo.
Secadero de cañas en Andalucia para elaborar cañizo |
La fotografía que encabeza la entrada reproduce un semillero de principios de siglo en la Vega Baja del Segura hecho con cañas e idéntico en todo a los que cada año aparecían de repente junto a las casas de mis abuelos. Hoy los cañaverales crecen en terrenos abandonados y son una mala hierba, un estorbo o un peligro. Esas cañas que se dejaban crecer y que alcanzaban tamaños considerables, de más de 5 m. de altura, servían un poco para todo; y así se empleaban como techumbre en las partes más humildes del corral y para todo tipo de construcciones efímeras y permanentes desde tutores a barracas, chozos, persianas, sombrajos y semilleros como el que nos ocupa. Se levantaban cada año a mitad del invierno para proteger del sol y del frío los plantones y semillas recien brotadas de lo que se iba a cosechar en primavera y verano, ya se sabe: hortalizas en general pero en especial solanáceas. Se hacía muy cerca de la era y estaba terminantemente prohibido pisarlo. Una vallado también de cañas impedía el paso a roedores y otros animales capaces de arruinar el vivero. Y no tenían que ir muy lejos para aprovisionarse de materia prima para hacerlo. Recuerdo además con cierta envidia que le fabricaban uno más pequeño a mis primos para que fueran practicando, así que yo, que era de ciudad, apenas me enteraba. Lamentablemente, la producción industrial de semillas, en variedades alóctonas y el plástico han hecho desaparecer estampas como las expuestas.
Fotografía procedente de http://geoelx.blogspot.com.es/2008/03/rio-nacimiento-rio-seco.html |
Por si fuera interesante para usted o sus conocidos, tengo publicado plantararboles.blogspot.com y yofrenoelcambioclimatico.blogspot.com (MENOS es MEJOR)
ResponderEliminarEl primero es un manual para reforestar, casi sobre la marcha, sembrando las semillas que producen los árboles autóctonos de nuestra región.
Salud, José Luis Sáez Sáez