viernes, 23 de septiembre de 2016

Semillero tradicional con cañas

No soy agricultor; de hecho mi relación con las herramientas agrícolas, en especial el legón y la azada, es solo visual. Pero me he criado en el campo, lugar en el que pasé buenas temporadas en mi infancia, pues no en vano mis padres procedían nada menos que del Derramador y de Daimés. Los densos cañaverales que crecían en la parte de arriba de ambos márgenes del Assut dels Comuns y que llegaban a unir sus frondas por encima proporcionando un curioso efecto de túnel con una densa sombra incluso en los días más cálidos del verano, fueron lugar habitual y materia prima para mis juegos.  Al Assut lo recuerdo más profundo y más húmedo que en su estado actual desprovisto de cañas y reducido a lugar de paso de vehículos. Al sonido de las cigarras se añadía siempre el peculiar susurro del cañaveral  pues bastaba una suave brisa para llevarlo puesto casi sin sentirlo.  
Secadero de cañas en Andalucia para elaborar cañizo
La fotografía que encabeza la entrada reproduce un semillero de principios de siglo en la Vega Baja del Segura hecho con cañas e idéntico en todo a los que cada año aparecían de repente junto a las casas de mis abuelos. Hoy los cañaverales crecen en terrenos abandonados y son una mala hierba, un estorbo o un peligro. Esas cañas que se dejaban crecer y que alcanzaban tamaños considerables, de más de 5 m. de altura, servían un poco para todo; y así se empleaban como techumbre en las partes más humildes del corral y para todo tipo de construcciones efímeras y permanentes desde tutores a barracas,  chozos, persianas, sombrajos y semilleros como el que nos ocupa. Se levantaban cada año a mitad del invierno para proteger del sol y del frío los plantones y semillas recien brotadas de lo que se iba a cosechar en primavera y verano, ya se sabe: hortalizas en general pero en especial solanáceas.  Se hacía muy cerca de la era y estaba terminantemente prohibido pisarlo. Una vallado también de cañas impedía el paso a roedores y otros animales capaces de arruinar el vivero.  Y no tenían que ir muy lejos para aprovisionarse de materia prima para hacerlo. Recuerdo además con cierta envidia que le fabricaban uno más pequeño a mis primos para que fueran practicando, así que yo, que era de ciudad, apenas me enteraba. Lamentablemente, la producción industrial de semillas, en variedades alóctonas y el plástico han hecho desaparecer estampas como las expuestas.
Fotografía procedente de http://geoelx.blogspot.com.es/2008/03/rio-nacimiento-rio-seco.html
Foto de cabeccera: http://www.fotozielinski.com/tornel-y-el-agua-de-gracia-2/

jueves, 15 de septiembre de 2016

La carraca y el picudo: una propuesta


No quiero decir que sea la panacea, ni siquiera que contribuya decisivamente a paliar la plaga del picudo sobre el palmeral, pero podría ser un eficaz aliado para mantener a raya la plaga una vez que parece inevitable tomar conciencia de que el picudo rojo (en mi opinión, traído por viveristas que arrancaban a mansalva palmeras de Africa para traerlas y venderlas como si fueran de Elche) ha venido para quedarse. Empecemos afirmando que no recuerdo que se haya instado a las autoridades locales competentes a fomentar la proliferación de los depredadores naturales del Picudo rojo, es decir aves y mamíferos que consuman insectos de tamaño medio y grande que serían sus enemigos naturales, que los tiene y algunos ya estaban aquí.

Entre ellos destacaría la carraca, un pájaro del orden de los coraciformes emparentado con la abubilla, el martín pescador y el abejaruco aunque algo mayor que ellos pues puede llegar a los 40 - 50 cm de envergadura. Adorna con sus vivos colores los campos y el palmeral probablemente desde sus orígenes, pues acostumbra a criar aquí para volver al final del verano a distintos puntos de Africa. Contribuiremos así a mantener esta especie pues en su día se detectó un importante declive poblacional: SEO Birdlife calificó su situación como vulnerable en el libro Rojoaunque según voces autorizadas (ver el artículo de AHSA más abajo) en los palmerales del sur de nuestro término municipal está recuperándose probablemente porque ha encontrado en la proliferación del picudo un medio de subsistencia. 

La prensa comarcal publicó que localidades limítrofes como Orihuela prestaban la atención debida a esta especie, instalando nidos entre las palmeras para facilitar la reproducción y asegurar su retorno periódico. De hecho es conocido que muchas carracas anidan en los agujeros horadados por el pito real en el tronco de las palmeras, en dura competencia con otras especies, como las grajillas, aves residentes que ocupan los nidos abandonados. Es decir que el vínculo entre las palmeras y las carracas (y entre estas y el picudo, pues creo recordar que junto al retroceso poblacional fue esta relación la que motivó su declaración en 2012 como ave del año por SEO Birdlife) está más que atestiguado. 

Instalar cajas nido es un procedimiento barato al que pueden acudir tanto entidades públicas como particulares. En Internet hay abundante información acerca de como fabricar uno mismo una caja nido para carracas (y en general para pájaros de tamaño superior al de los passeriformes pequeños (como los gorriones). Los mirlos por ejemplo, también está documentado que comen picudos). 
Carraca. Ave del año 2012 SEO Birdlife

Basta colgarlo en un lugar tranquilo, orientando la entrada al sur y a esperar.




Ejemplo de nidos:


Interesante estudio de Amigos de los Humedales del Sur de Alicante (AHSA)


http://laencarnella.com/la-carraca/

Este vídeo se lo debo a Javi Falcó. Un par de fotos de la entrada proceden de la web de La Encarnella.

https://vimeo.com/99971188

La foto que encabeza la entrada se la debo a Antonyin Viudes que la usa como foto de perfil en Facebook.

martes, 13 de septiembre de 2016

LA EDICIÓN DEL LIBRO Elche materiales para su historia DE PEDRO IBARRA

Acabo de entrar a la cuidada sección El documento del mes" de septiembre en la web del AHME y me tropiezo con una sorprendente entrada por la calidad de su contenido y en especial porque aporta nuevos datos de interés (que además quien esto suscribe desconocía) para la historia bibliográfica del libro Elche, materiales para su historia de D. Pedro Ibarra, uno de los más importantes teniendo en cuenta el plan establecido por los hermanos Ibarra de publicar una rigurosa historia de Elche, que no se vió recompensado por el éxito pero que no obstante fue de hecho el hilo conductor de su quehacer intelectual a lo largo de su vida. El documento del mes de septiembre abre la puerta a nuevas investigaciones encaminadas a determinar lo que podría ser la versión más completa (que no tiene porque ser la impresa) máxime si tenemos en cuenta las dificultades que tuvo el erudito para publicarlo. Quien tenga paciencia para leer la entrada lo entenderá. 

Texto de la entrada El documento del mes, septiembre de 2016:
El 31 de agosto de 1923 el Pleno del Ayuntamiento de Elche, reunido en sesión ordinaria, dio cuenta de una instancia presentada por el archivero Pedro Ibarra Ruiz, fechada un día antes, en la que se expone lo siguiente: «Que después de largos años de busca y preparación de material arqueológico, destinado a conocer los orígenes de Elche y el cambio sucesivo de sus distintos pobladores, tiene la gran complacencia de ofrecer a la Excma. Corporación tan dignamente presidida por V.E., el modesto fruto de su incesante labor en el adjunto manuscrito de 0’21 x 0’31 titulado Elche, materiales para su historia; Cerámica illicitana cuya publicación por creerla altamente interesante coloca bajo los auspicios de V.E. renunciando en favor del erario público todo beneficio que el producto de la venta de los ejemplares impresos pudiera reportar a su autor»[1].
Este libro que finalmente se tituló: Elche. Materiales para su Historia. Ensayo demostrativo de su antigüedad e importancia histórica, bajo el epígrafe «Contribución al estudio del arte español: instrumentos de la Edad de Piedra, cerámica y monumentos de la Edad Antigua» fue editado en Cuenca por los Talleres tipográficos Ruiz de Lara en 1926, aunque se presentó en nuestra ciudad a primeros de 1927.
Coincide en el año de publicación con otro trabajo suyo: De Barrenas a Romero. Noticia documentada relativa a la posesión de dichas fuentes por el Ayuntamiento de Elche, editado por la tipografía Gutemberg de Alicante. Sin embargo, la coincidencia de fechas no quiere decir que estuviera trabajando en la edición de los dos libros a la vez, sino que el proceso de edición de Elche. Materiales para su historia fue largo y costoso, y ese mismo proceso dio singularidad a su contenido al ir añadiendo materiales y textos.
En el Archivo Histórico Municipal de Elche se conservan tres manuscritos originales[2] de este libro de diferentes fechas (1919, 1922 y 1923), con cambios en su planteamiento u omisiones entre ellos y con respecto a la edición finalmente impresa, especialmente en la denominada «Segunda Parte». Dos de los originales, además, contienen dibujos a plumilla realizados por Pedro Ibarra sobre lugares que aparecen citados en los textos.
Cuando Pedro Ibarra presentó su instancia al Ayuntamiento, trabajaba en el Archivo, aunque contratado como temporero. Tenía amistad, por compartir gustos y aficiones, con el interventor municipal, Rafael Ramírez Ortiz, que era de Cuenca. Allí se había publicado una guía de esta ciudad con textos de Pío Baroja, Odón de Buen, Rodolfo Llopis o Juan Giménez Aguilar, entre otros, que había tenido bastante buena prensa. Estaba editada con láminas e ilustraciones en el texto, además de una hoja y un plano de Cuenca desplegable. Sin duda, unas características que convenían a la idea de la obra de Ibarra que contenía, asimismo, numerosas fotografías y 2 planos desplegables.
Parece que había intentado buscar otras imprentas más cercanas pero, finalmente, haciendo el interventor de intermediario, se decidió por efectuar una edición en la misma tipografía que la Guía de Cuenca.
Sin embargo, él no tendría una buena experiencia con esta empresa. En una carpeta que lleva por título Cuenca, mi libro[3] , que recoge la correspondencia, facturas y otros detalles de la edición, podemos ver a un Pedro Ibarra enfadado, decepcionado y también irónico.
El proceso de edición duró tres años, a lo largo de los cuales se incrementó el presupuesto -que pagó Ibarra de su bolsillo-, y se fueron incluyendo otros materiales, como por ejemplo el plano Elche del reino, de Francisco Coello, que Ibarra había comprado y consideró interesante incluir.
Finalmente, la tipografía de Ruiz de Lara no fue la única que intervino en el proceso de edición, sino que los tres largos años de tan inconveniente edición dieron lugar a que participaran también: la imprenta Agulló de Elche, con el «Árbol de la villa de Elche», la Gráfica Hispano de Madrid, para la reproducción de fotografías y la Imprenta de Vives en Valencia para editar la ponencia que Pedro Ibarra había presentado en el III Congreso de Historia de la Corona de Aragón «Elig. Noticia de algunas instituciones y costumbres de la Edad Media».
Muchísimas son las cosas que podríamos plantear de este libro, pero nos centramos en este documento del mes en presentar los tres originales y la correspondencia de su edición. Sería necesario hacer una revisión a partir de todas las informaciones que Pedro Ibarra recogió aquí, (no solo con estos originales, sino con los documentos en que se apoyaba como sus Efemérides), cotejarlas y actualizarlas con los conocimientos de hoy día.
Plumilla de D. Pedro Ibarra en una de las libretas que contienen el borrador de su obra 
Elche, materiales para su historia, en el AHME
[1] AHME: 1923. Instancia de Pedro Ibarra Ruiz ofreciendo al Ayuntamiento el libro Elche. Materiales para su historia. Sign.: Leg. 43, nº 116.[2] AHME. Colección de Pedro Ibarra. 1919-1923. Elche. Materiales para su historia. Sign: b 322, b 325 y b 326.
[3] AHME. Colección de Pedro Ibarra. 1923-1927. Cuenca, mi libro. Sign.: b 437, 4.
Notas:
Aunque en su día en el marco del año de los Ibarra en la entrada correspondiente del blog se citó el enlace de descarga de la obra en digital,  lo reproducimos aquí:

http://www.elche.es/media/tinyimages/file/Pedro_Ibarra._Elche_materiales_para_su_historia_marca_agua_01.pdf

La tesis doctoral de Joan Castaño incluye un apartado dedicado a exponer el contexto en el que se produce el libro (V. apdo. 1.4.3.1 Elche: materiales para su historia, pp. 474-480), en especial la participación del erudito en el III Congreso de Historia de la Corona de Aragón en Valencia, año 1923 al que no pudo asistir por motivos de salud, aunque remitió abundante material incluido en parte en la obra que comentamos.

El mapa Elche del reino de Coello se publicó aquí

VERDÚ CANO, Carmina (2011): “La colección de Pedro Ibarra en el Archivo Histórico Municipal de Elche”. Comunicación presentada en las Quintas Jornadas de Archivo y Memoria. Extraordinarios y fuera de serie: formación, conservación y gestión de archivos personales. Madrid, 17-18 febrero.
Enlace de descarga:
Publicado además en valenciano-catalano-balear en La Rella

La fotografía que encabeza la entrada forma parte del libro que comentamos y en ella se ven restos de la muralla de Ilici.

lunes, 5 de septiembre de 2016

El Molí de la Calera y Barranc de la Pinada en Santa Pola


La practica totalidad de guías turísticas y de viajes en Internet, incluso Wikipedia, enumera entre los elementos a destacar de Santa Pola el Molí de la Calera. En casi todos se indica su función como molino harinero, (aprovechando la fuerza del viento, un modelo casi inexistente en estas tierras) aunque hay alguna opinión que lo menciona como una torre vigía de los árabes reconvertida.  En 2011 las tierras colindantes se vieron afectadas por una permuta de terrenos para construir viviendas sociales, iniciativa que nunca se llevó a cabo. En 2013 aparecen notas de prensa denunciando el mal estado del molino y la necesidad de su restauración. Se incluyó el tema como una reivindicación por parte de Compromís. Lo cierto es que a día de hoy tras las obras de restauración y acondicionamiento, con una notable explanada circundante, lo único visible es el paisaje; el molino está cerrado, como el quiosco de refrescos y golosinas que hay cerca y su entorno bastante deteriorado. Me informan que se han sustraído elementos de los alrededores, desde papeleras metálicas al cobre de las conducciones. Lo cierto es que aparece abandonado y poco o nada visitado.
Panorámica del Molino y Quiosco, Fotos procedentes de www.geocaching.com
A primeros de año decidí internarme en el barranco de la Pinada a pie para localizar la calera y las canteras a su alrededor visibles también en google maps. 
Según se baja desde el Molino al barranco hay restos de un horno de cerámica parcialmente excavado en la roca y la base de una chimenea que no ha subsistido. 




Base del horno, vista de uno de los laterales de piedra y vista desde arriba
En las oquedades y cuevas de la parte más inmediata al Molí, y en las canteras de alrededor se acumulan indicios de haber sido lugar de habitación de gente, con restos de ropas y enseres diseminados por doquier.
Abrigo sobre una cantera. En su día pudo ser a su vez un horno de cal. Su interior está hoy lleno de ropa y enseres.




Cantera aprovechada como hábitat temporal


Obviando esta primera parte, hacer la excursión por el fondo del barranco me permitió apreciar el contraste entre los bonsáis de pino que existen arriba y los del interior, pese a haber sido plantados en las mismas fechas; me encontré un bosque maduro, con pinos de cierta envergadura, ejemplares sanos y desarrollados acompañados del típico matorral mediterráneo: palmitos, coscojas, lentiscos, espino negro, líquenes recubriendo las ramas de los pinos y musgo en muchos tramos del recorrido. Al final resultó un paseo muy agradable que desde aquí recomiendo por encima del mal estado del tramo inicial. Es posible que la profundidad y estrechez del barranco aprisione no solo las aguas de lluvia, también la notable humedad ambiental que genera el mar y su régimen de brisas.






En uno de los rincones del barranco, cerca de unas casas colgantes sobre el mismo, un brocal de piedra, prácticamente intacto. Una pena que tan notable obra de cantería haya terminado así.


Detalle de las marcas de inserción de la reja sobre el brocal y ornamentos de cantería
En Geoelx se publicita una ruta ciclista circular que desde allí discurre mayormente por la parte alta de la sierra de Santa Pola hasta el faro, para descender por el interior del barranco.






Fotos de Alexa

viernes, 2 de septiembre de 2016

Una balsa de cáñamo en el Derramador


 La fabricación de calzado en Elche hunde sus raíces en los procesos y técnicas artesanales de producción de alpargatas. Filaors, menaors y otros trabajaban las fibras de cáñamo para después convertirlos en suelas; toda la alpargata podía hacerse con dicha fibra dando soporte a una incipiente industria textil asociada. Aunque la ciudad de Callosa del Segura conserva abundantes restos de su cultivo e incluso un museo del cáñamo, se hace necesario recordar que la práctica totalidad del sur de la provincia participaba. Como ejemplos significativos mencionar que fue materia prima para la fabricación de esteras y alfombras en Crevillente, además de otros usos más generales de su fibra. Vicente Gozalvez en su obra El Bajo Binalopó : geografía agraria, p. 73, indica que en Crevillente unas de 345 Ha.  de regadío se dedicaban a Hilazas (fibras vegetales, cáñamo y lino) en 1914. Aún al final de la década de los 50 quien esto suscribe recuerda campos plantados de Cáñamo en el sur del término, unas plantas altas, viscosas y con un profundo y peculiar aroma.
Banco de trabajo, suelas y cuerda de cáñamo. Museo de Callosa
Como ejemplo de la presencia permanente de este cultivo cabe decir que en una fecha tan temprana como 1379 el concejo prohíbe, bajo multas, la maceración de lino, cáñamo y esparto en balsas junto a la muralla o cercanas a la población, a causa del mal olor que desprendían (AHME, Índice de remisiones de Cabildos y Sitiadas / Pedro Ibarra y Ruíz V. I,  Cabildo 26-VI-1379). Este tipo de inconvenientes explica que estas se construyeran en el campo, junto al lugar de cultivo.

Detalle del enlucido interior
Vista de la balsa desde el S.
Gracias a Adolfo Quiles puedo presentar un ejemplo perfecto de balsa de cáñamo que se conserva en la partida rural del Derramador, incluyendo a su alrededor abundantes cantos y bolos que debieron servir de contrapeso para mantener la fibra en el fondo. 
Bolos y piedras de contrapeso








Tiene unas dimensiones aproximadas de unos 35 m. de largo por 5 de ancho, una profundidad media de 1'4 m. y la particularidad de estar dividida en dos partes (de 20 y 15 m.) con un rebaje para el llenado situado en un lateral de la parte superior del muro de separación. 


Detalles del muro de separación y conducto de llenado con guías para los partidores
Material adicional
Callosa del Segura: Expocañamo:
La verdad Orihuela
Orihuela:
Diario Información:


Final de la balsa