Desde
1910, hasta la década de los 70 del pasado siglo la Acequia Mayor recibía su caudal aguas arriba de la cola del pantano, en la caseta de toma del Canal de Lafarga en las inmediaciones del antiguo Molino de Pavía dentro
de lo que hoy es el PNM Los Algezares en Aspe. En la memoria publicada por el ingeniero, y que en su día reprodujimos aquí en varias entradas está la justificación del proyecto. El objetivo de la derivación era
evitar la elevada salinidad observada en las aguas del embalse. De hecho hubo tentativas previas, pero al final fue la propuesta de Lafarga la que se llevó a efecto. La obra,
financiada por las asociaciones de las acequias Mayor y Marchena, fue cedida después al Ayuntamiento vista su escasa rentabilidad.
Transcurridos cien años está visto que la iniciativa también resultó inútil (entre otras cosas porque antes de la toma el agua era y es salobre, algo que curiosamente era conocido). Lo cierto es que los sistemas de riego por elevación de los sobrantes del Segura acabaron con la rentabilidad prevista. La escasa utilidad residual se terminó cuando al calor del crecimiento exponencial de las ciudades del eje del Vinalopó en la segunda mitad del s. XX, el río fué derivando en una cloaca, situación que aún hoy persiste con vertidos de aguas sin depurar o mal depuradas de un montón de ciudades de su cuenca. Por otra parte no está demás observar la enorme elevación del nivel del río en apenas 100 años, que puede constatarse comparando las fotos panorámicas de la época con la foto en color de los restos.
Así que pese a las expectativas que generó el canal de Lafarga (La Antisequía pretendió llevar a efecto una notable ampliación de la superficie regada en el margen derecho del río al N del término), la infraestructura hidráulica más importante después del Pantano según Gaspar Jaen i Urbán, pronto dejó de ser útil; sin embargo a medida que pasa el tiempo va teniendo cada vez mayor valor patrimonial y en consecuencia la toma y el canal están expresamente incluidas en la declaración de BIC del Pantano, como puede observarse en la declaración inserta en el BOE.
El agua hoy en día llega a la base del tramo superior de la escalera de acceso |
Transcurridos cien años está visto que la iniciativa también resultó inútil (entre otras cosas porque antes de la toma el agua era y es salobre, algo que curiosamente era conocido). Lo cierto es que los sistemas de riego por elevación de los sobrantes del Segura acabaron con la rentabilidad prevista. La escasa utilidad residual se terminó cuando al calor del crecimiento exponencial de las ciudades del eje del Vinalopó en la segunda mitad del s. XX, el río fué derivando en una cloaca, situación que aún hoy persiste con vertidos de aguas sin depurar o mal depuradas de un montón de ciudades de su cuenca. Por otra parte no está demás observar la enorme elevación del nivel del río en apenas 100 años, que puede constatarse comparando las fotos panorámicas de la época con la foto en color de los restos.
Así que pese a las expectativas que generó el canal de Lafarga (La Antisequía pretendió llevar a efecto una notable ampliación de la superficie regada en el margen derecho del río al N del término), la infraestructura hidráulica más importante después del Pantano según Gaspar Jaen i Urbán, pronto dejó de ser útil; sin embargo a medida que pasa el tiempo va teniendo cada vez mayor valor patrimonial y en consecuencia la toma y el canal están expresamente incluidas en la declaración de BIC del Pantano, como puede observarse en la declaración inserta en el BOE.
Las sucesivas riadas, en especial la del 82 que reventó la toma y acabó con el puente de hierro que permitía un acceso fácil inutilizaron la infraestructura. En la entrada citada de Gonzalo Martínez Español pudimos hacernos una idea de su estado actual. Para constatarlo hace poco me trasladé y estuve dentro de los restos.
Así que visto el interés de ambos ayuntamientos en cuidar del patrimonio común, con el tiempo su estado será similar al que hoy presenta la conducción de aguas potables del Obispo Tormo, una ruina.
Estado actual de la terraza superior |
Acceso a la caseta del guarda |
Estado del techo |
Bajada a las compuertas |
Pese a la rotura de la toma, probablemente por la elevación del nivel, el canal sigue
llevando agua hasta casi el término de Elche, donde una almenara la devuelve al embalse. El abandono posterior, por su escasa utilidad redunda en su ruina total pese a que, incluso como mero resto de arquitectura e ingeniería hidráulica merecería mejor suerte. Si se cumple alguno de mis sueños el canal podría volver a tener utilidad, ya veremos.
Así que visto el interés de ambos ayuntamientos en cuidar del patrimonio común, con el tiempo su estado será similar al que hoy presenta la conducción de aguas potables del Obispo Tormo, una ruina.
Aviso
para navegantes: quien quiera ver la caseta por dentro, le recomiendo llevar un
bote neumático o similar para cruzar el río. Yo me aproximé por
el cauce bordeando la cara N del Tabayá (o El Volao) y la ruta es incluso
peligrosa. Queda dicho.
La fotografía que encabeza la entrada es cortesía de Felipe Mejías López.
El resto de fotos en blanco y negro, de Gonzalo Martínez Español
La fotografía que encabeza la entrada es cortesía de Felipe Mejías López.
El resto de fotos en blanco y negro, de Gonzalo Martínez Español
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