Hay textos cuyo contenido equivale a encender un rayo de luz en una escena dominada por la oscuridad. Artículos de investigaciones en proceso, apuntes, síntesis apresuradas,... Así que al margen de que no suelen ser resultados definitivos, el cúmulo de hipótesis que ofrecen suele ser suficiente para invitar a una aproximación, aunque solo sea parcial o / y directamente dar un paso más allá y entrar en terrenos menos trillados aunque más sugerentes, incluso dejar que la imaginación invada los márgenes apenas entrevistos en el texto. Algo así me pasa cada vez que leo —y ya van varias— el artículo de María Jesús Rubiera Mata El Baix Vinalopó durant l’època àrab[1], un trabajo que fue acertadamente definido por F. Franco Sánchez[2] como “una valiosa síntesis de conocimientos de la historia islámica del sur alicantino. A la par, supone un avance en el conocimiento de la región que, centrada en la importante ciudad de Elche (comarca del Baix Vinalopó), desempeñó un relevante papel político en el inicio del emirato: papel de oposición al nuevo poder omeya y de ayuda a los sediciosos ‘abbasíes’, que determinará finalmente el cambio del enclave de la propia ciudad de Elche, desde su antigua ubicación a la sede actual”. Y aunque esa es, nada menos, la principal línea argumental del artículo, surgen entre líneas numerosas sugerencias. Valga este resumen interesado (pues están subrayadas las cosas que más me interesan) además, como homenaje improvisado a la autora.
El Bajo Vinalopó en época árabe / María Jesús Rubiera Mata
La comarca o iqlim de Elche, subdivisión
administrativa de la Cora de Tudmir[3],
aparece documentada frecuentemente en los textos árabes medievales ya que su
historia está relacionada con los mismos hechos de la conquista musulmana de Hispania.
La grafía árabe de Elche (Alif, lam y sin) corresponde a la
pronunciación en latín vulgar de Ilike, y eso plantea un problema, ya que hubo
un traslado de la población de Ilike-La Alcudia a Elche en época árabe y los
habitantes de Elche bautizaron con el mismo nombre el nuevo lugar en el que
se instalaron[4].
El motivo del traslado hay que buscarlo en la propia historia musulmana de la
región durante el siglo VIII de nuestra era.
Rubiera cree que en
el momento de la conquista musulmana de la Península Ibérica hubo un desembarco
en las costas de Tudmir, teoría que se basa en un dato que aparece en fuentes árabes
que a menudo han sido ignoradas: la conquista de las Coras de Tudmir, Granada y
Málaga, en este orden, por un hijo del gobernador de Qayrawan y conquistador de
Al Andalus, Nusa ibn Nusayr. Este orden
de conquista presupone un desembarco por la costa levantina del Mediterráneo y
no por Gibraltar. Destruido el antiguo puerto natural de la zona (Cartagena), quedaba el Portus Ilicitano que aparece en las
fuentes árabes en forma masculina Sant Paul o Pol, hecho que abre miles de
posibilidades, como por ejemplo que fuera ese el lugar donde desembarcó
Saulo De Tarso en su visita la Península Ibérica.
Oasis de Siwa. Egipto |
El Pacto de Tudmir
Según la vieja crónica
del moro Rasis, el Pacto de Tudmir suscrito entre los musulmanes y los señores
visigodos se produjo en 712, un año después de los primeros desembarcos
árabes de 711. Se conocen 4 versiones de pacto, con variaciones en el nombre de
las ciudades sometidas a los musulmanes que reconocieron su soberanía a través
de pagar un impuesto y la colaboración militar; a cambio conservarían sus
bienes y su religión. La presencia de Elche entre las ciudades del Pacto es
bastante probable, dada su importancia en época visigoda, momento en el cual se
construyó una basílica y vio aumentada su importancia por su puerto marítimo,
recién destruido el de Cartagena.
Teodomiro de Orihuela
tenía posesiones en tierras ilicitanas; era un gran terrateniente y de aquí
provenía su función militar de defensa del territorio. El Pacto impedía
repartir las tierras entre los conquistadores árabes y una de las fórmulas que
encontraron para hacerse con la propiedad de la tierra fue el desarrollo de una
política matrimonial de conveniencia. Teodomiro tuvo que casar una hija suya
con un noble árabe, Ibn Khattab, cliente de los califas Omeyas de Damasco,
dotándola de algunas de sus propiedades. De esta anécdota histórica nos
interesa el dato que hace referencia a las posesiones de Teodomiro en tierras
ilicitanas. La dote concedida consistió
en dos alquerías. Una de ellas, conocida con el nombre de Tall al-Khattab, sierra o colina de Khattab, un lugar que aún no se
ha podido identificar. La otra es la alquería de Tarsa, situada a tres millas de Elche, creemos que podría ser la
actual partida rural ilicitana de Algoda,
nombre que podría derivar de “La Goda” y hacer referencia a la hija de Teodomiro.
En 740 llegó a Al-Andalus una segunda oleada de emigrantes
árabes conocidos con el nombre se “sirios” a pesar de que también venían de
Jordania, Palestina y Egipto. Los cristianos aquí aceptaron la presencia de los
sirios como un mal menor, los cuales resultaron ser unos socios en la propiedad
de la tierra muy provechosos ya que invertían parte de sus ganancias en la
mejora de los regadíos como ya habían hecho en Oriente; según las fuentes
árabes los nuevos copropietarios eligieron aquellas regiones que les
recordaban sus lugares de origen. Los egipcios eligieron Tudmir porque el
Segura les recordaba el sistema de regadíos del Nilo. Los sirios tenían
obligaciones de carácter militar al servicio del estado musulmán y tenían
que reunirse en campamentos (Al-Askar); no obstante el Mediterráneo en el
S. VIII era un mar “sirio” con toda la costa bajo el dominio de los Omeya.
La llegada de Ab Al
Rahman I, tras la caída de su dinastía en Oriente provocó un cambio es esta
circunstancia. En 778 desembarcó en las costas de Tudmir un agente abasida con el apodo de “El eslavo” por su aspecto europeo a pesar de ser árabe. El desembarco
se hizo con la complicidad de los habitantes de Tudmir probablemente para
recuperar sus privilegios. Tras acabar con la revuelta y el asesinato de El eslavo. Abd-Al Rahman I hizo hundir
la flota de Tudmir y despobló una serie de ciudades como Santaver (Cuenca), Valencia y otras por su complicidad con el
régimen abasida; podríamos pensar que una de las ciudades despobladas fue Elche
de La Alcudia, especialmente porque con toda probabilidad el desembarco de los abasidas
se debió producir en Santa Pola. Sus habitantes fueron instalados en un
lugar más llano y por tanto más controlable. Recordemos que Alcúdia es un
arabismo que significa “tosal” y que está más sobreelevada que Elche. Esta es
nuestra hipótesis de traslado de la ubicación de la Illike antigua al Elche
musulmán[6].
Además el emir Abd
Al-Rahman I tomó otras medidas como construir un sistema de defensa al estilo
bizantíno, vigilando las vías de comunicación terrestres que hacían sumamente
vulnerable la costa mediterránea con la gran Vía Augusta que la recorría
longitudinalmente. Así nació un sistema de defensa que controlaba la Vía
Augusta y el golfo ilicitano. Las piezas clave eran los castillos de Callosa
y Alicante. Parece probable que con estos sucesos se acabara el régimen
tributario de los godos nacido con Teodomiro; por esta razón sus tierras serán
confiscadas y pasarán a los nuevos inmigrantes, los Qamaa, a una rama de los
cuales pertenecían los Banu-Shaikh, señores de los castillos de Alicante y
Callosa hasta su rebelión en el S. X.
El Elche árabe y el Vinalopó
El Elche árabe vive
bajo la influencia del rio Vinalopó. Los geógrafos árabes describen como la
característica más importante de la ciudad el hecho de que está dividida en dos
partes por un brazo procedente del rio y es en tierras ilicitanas donde, según
nuestra opinión, el rio toma su nombre. Ya Al-Udhri en el siglo XI cuenta entre
las cosas maravillosas de Tudmir se encuentra una peña llamada Peña del Lobo
(Pinna Lupus[7])
que tenía como cualidad extraordinaria
el hecho de que si se llevaba al lobo o a cualquier otra fiera, esta se
amansaba. También decía que esta peña se encontraba en Santa Pola, lugar en
el que desemboca el Vinalopó. La desecación del rio y el cambio histórico
de su lecho hacen difícil la posible localización de esta peña en la geografía
ilicitana.
La historia árabe de
la ciudad de Elche fue tranquila precisamente por no ser un hisn o ciudad–castillo como Alicante y
Callosa por eso no aparece con frecuencia en las crónicas árabes, atentas a las
rebeliones y batallas.
En el siglo XIII,
cerca de la fecha de la conquista cristiana pasó por la ciudad Ibn Saíd
Al-Magribí especialista en geografía literaria de Al-Andalus, y dice: Pasé por esta ciudad y toda su tierra estaba
transformada en barro, cuando se decía que se parecía a Medina, la ciudad el
Profeta.
Su belleza era
proverbial, hasta el punto de ser comparada con una de las ciudades oasis del
Islám, famosas por el verdor en medio del desierto. Podemos suponer que el
Vinalopó había tenido una de sus avenidas típicas y se había llevado por
delante tanta belleza. Este dato parece confirmarse por los hallazgos
arqueológicos musulmanes del Elche actual, situados todos en el subsuelo.
Incluso los baños están en un subterráneo, de manera que el Elche musulmán
se encuentra debajo del cristiano, mientras que en otras ciudades de la región
los rastros musulmanes han desaparecido o se encuentran escondidos. Parece como
si Elche, con cada cambio de civilización se borra a sí misma para dejar que
los nuevos pobladores dibujen a su capricho la nueva planta
Necrológica:
Recopilaciòn de artículos y otras publicaciones, con acceso al texto completo en algunos casos.
Principales aportaciones de María JesúsRubiera Mata a la granada nazarí:
La materialidad del
Pacto de Teodomiro a la luz de la arqueología / Sonia Gutiérrez Lloret
La fotografía que encabeza la entrada de hoy procede de: http://www.danipastor.es/
[1] La Rella, Ajuntament
d’Elx, n/ 6, 1988, pp. 49-56. Hay versión digital en: http://www.raco.cat/index.php/rella/article/viewFile/72021/123862
[3] No me resisto a citar aquí la correspondencia casi literal entre el
árabe palmera ”tadr”, el nombre
del rio Segura (Tader de los árabes) y de la cora (Tudmir), así como su
principal artífice (Teodomiro). Rio y comarca de las palmeras.
[4] Un motivo más para continuar con la denominación tradicional e histórica
de los habitantes de nuestra ciudad en valenciano (il·licitans, o ilicitans,
tanto da) no como el desafortunado y redescubierto
(sic) Elxà. V.: http://www.yporquenounblog.com/2010/11/elxa-no-gracies-soc-illicita.html
Sobre este tema volveremos en una
próxima entrada.
[6] Pese a los recientes descubrimientos, no se han encontrado restos
islámicos en el actual Elche de fecha tan temprana como postula Rubiera
[7] Debo recordar aquí que hasta bien entrado el S. XX la denominación,
incluso en la cartografía, del rio era V¡nalapo)