CAMINOS IBEROS

domingo, 15 de septiembre de 2013

El Mercado Central como excusa (1)


A la vista está que el edificio del Mercado Central necesita importantes reformas para mantener su finalidad original, que alguien parece haber olvidado: el edificio se hizo para ser un mercado, la sede, el lugar o espacio de cumplimiento de una de las funciones más importantes de los municipios para garantizar el abastecimiento de víveres. Tenemos un edificio viejo pero parece que no lo suficiente para salvarse y encima a muchos ilicitanos les parece feo; por eso tanto el Ayuntamiento anterior como el actual decidieron derribarlo.
En 2012 un informe de Consellería recomendaba incluir el edificio dentro del catálogo urbanístico de edificios protegibles, según informó el diario Información en su día. En esa misma noticia según la Comisión Municipal de Ordenación Urbana e infraestructuras ...la inclusión del actual edificio del Mercado Central en el catálogo urbanístico "es de imposible cumplimiento, porque supondría la no realización de la importante actuación en materia de regeneración urbana del casco histórico tradicional que plantea este Ayuntamiento con la tramitación del presente Plan de Reforma Interior del Mercado Central". Al poco tiempo la dirección territorial de Cultura y Patrimonio, publicó un informe por el que se aprobaba el plan de reforma interior que se solicitaba para acometer las obras de construcción del nuevo mercado central. En definitiva parece que ni siquiera podemos decir que el edificio tenga suficiente historia acumulada como para hacer de su decrepitud un mérito.  El mercado de Alicante, de Valencia o de Barcelona exhiben interesantes arquitecturas finiseculares, ejemplos paradigmáticos de la arquitectura de la modernidad en cualquiera de sus versiones; han conservado los viejos edificios. Es como si aquí el primitivo edificio de Chápuli, del que solo conocimos la Pescadería, aún estuviera en pie. Nadie pondría en duda que no se puede tirar. Aquí lo que parece fuera de duda es que se va a derruir.
Cúpula de cristal. Mercado Central de Valencia. Fotografía de www.Valenciaplaza.com
Si la finalidad original del edificio era proporcionar alimentos a los ciudadanos es porque desde siempre esa ha sido una de las funciones de los Ayuntamientos, incluso históricamente una de las más importantes. Aún hoy, pese al auge de las grandes superficies comerciales la legislación considera la existencia y gestión de los mercados una de las principales competencias municipales. Hubo una época relativamente reciente que en virtud de esa competencia municipal los Ayuntamientos creaban mercados sectoriales o de barrio para mejorar el servicio y descongestionar los mercados centrales; ahora muchos de esos mercados languidecen, se han reconvertido e incluso se han derribado y de todo eso tenemos ejemplos por aquí. De ello debería deducirse que los Ayuntamientos para adaptar a los tiempos esa instalación deben generar condiciones suficientes como para competir con ventaja o en pie de igualdad con las grandes superficies. Algunos lo han conseguido, no sin problemas. Los que han dado en la clave obtienen un premio a veces imprevisto: hacer una visita a los viejos mercados municipales en algunas ciudades está en la agenda de los turistas y viajeros más avispados, conocedores de que ahí radica uno de los pulsos de su vida cotidiana; si el mercado se mantiene vivo a su alrededor se generan multitud de actividades económicas y sociales, de entretenimiento, etc., se consigue en definitiva reflotar uno de los espacios urbanísticos mas susceptibles de degradarse: el centro de las ciudades, lo que en esta parte del mundo se conoce como casco histórico, cargado de historia y de monumentos.   
Derribar el viejo mercado municipal pone encima de la mesa el suelo sobre el que se asienta. desde dos perspectivas importantes, de una parte lo que puede haber enterrado (y eso lo veremos otro día) y de otra, el valor o precio de ese suelo. Si una puede actuar como freno, la otra se constituye en el verdadero motor del nuevo proyecto. La posibilidad de reedificar en un punto tan estratégico es una auténtica ganga para quien consiga meter baza ahí. En el primer proyecto, el sueño de Soler, aún era reconocible el mercado y a partir de él un intento de revitalizar la zona contando con el valor añadido de un edificio nuevo para una vieja función. Ahora lo que se propone en realidad no es un mercado. Los puestos son más bien una excusa para colonizarlo y obtener su titularidad hasta ahora propiedad de los ciudadanos. Ello se desprende del estudio de viabilidad del grupo Árbol con el pliego de prescripciones técnicas que ha de regir en el contrato de concesión de obra públicaDe  hecho se pasa de 130 puestos a solo 40. De una superficie totalmente dedicada a mercado se pasa ahora a dedicar una parte mínima.
Mercado de la Plaza de Barcelona, camino de convertirse en el mayor mercado municipal de Elche
El Mercado Central deja de ser así lo que su nombre indica para no ser más que el elemento que permite dar apariencia de legalidad al proceso,  la excusa para hacer lo que es de verdad importante:  el supermercado en clara competencia con los puestos, el centro deportivo, los aparcamientos de pago y en especial el cambio de titularidad del edificio una vez transcurridos los cuarenta años de concesión municipal.  Las contrapartidas son generosas (sic) porque el botín es inmenso.

Imagenes procedentes de www.elche.es

1 comentario:

  1. Sobre los restos arqueológicos, yo personalmente no estoy de acuerdo del todo con el artículo de opinión publicado en el blog MeGustaElche, porque en otros proyectos hay empresas privadas que presentan una idea innovadora que no se le ha ocurrido a técnicos ni políticos municipales, y si se considera que está bien planteada se ha casi copiado literalmente para presentarla al concurso público. Pero luego resulta que otra empresa ha ofrecido hacer lo mismo por menos dinero, o con mejores servicios, y se le adjudica a la que no hizo ningún esfuerzo inicial. Tenemos el caso reciente en Elche del polideportivo de gestión privada. Otra cosa, es que no estemos de acuerdo con el proyecto emprendedor, porque no sea compatible con el interés general.

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