A
la vista está que el edificio del Mercado Central necesita importantes reformas
para mantener su finalidad original, que alguien parece
haber olvidado: el edificio se hizo para ser un mercado, la sede, el lugar o espacio de cumplimiento de
una de las funciones más importantes de los municipios para garantizar el
abastecimiento de víveres. Tenemos un edificio viejo pero parece que no lo suficiente para salvarse y encima a muchos ilicitanos les parece feo; por eso tanto el Ayuntamiento anterior como el actual decidieron derribarlo.
En 2012 un informe de Consellería recomendaba incluir el edificio dentro del catálogo urbanístico de edificios protegibles, según informó el diario Información en su día. En esa misma noticia según la Comisión Municipal de Ordenación Urbana e infraestructuras ...la inclusión del actual edificio del Mercado Central en el catálogo urbanístico "es de imposible cumplimiento, porque supondría la no realización de la importante actuación en materia de regeneración urbana del casco histórico tradicional que plantea este Ayuntamiento con la tramitación del presente Plan de Reforma Interior del Mercado Central". Al poco tiempo la dirección territorial de Cultura y Patrimonio, publicó un informe por el que se aprobaba el plan de reforma interior que se solicitaba para acometer las obras de construcción del nuevo mercado central. En definitiva parece que ni siquiera podemos decir que el edificio
tenga suficiente historia acumulada como para hacer de su decrepitud un mérito.
El mercado de Alicante, de Valencia o de
Barcelona exhiben interesantes arquitecturas finiseculares, ejemplos paradigmáticos
de la arquitectura de la modernidad en cualquiera de sus versiones; han
conservado los viejos edificios. Es como si aquí el primitivo edificio de Chápuli,
del que solo conocimos la Pescadería, aún estuviera en pie. Nadie pondría en duda que no se puede tirar. Aquí lo que parece fuera de duda es que se va a derruir.
Cúpula de cristal. Mercado Central de Valencia. Fotografía de www.Valenciaplaza.com |
Derribar
el viejo mercado municipal pone encima de la mesa el suelo
sobre el que se asienta. desde dos perspectivas importantes, de una parte lo
que puede haber enterrado (y eso lo veremos otro día) y de otra, el valor o precio de ese suelo. Si una puede actuar como freno, la otra se constituye
en el verdadero motor del nuevo proyecto. La posibilidad de reedificar en un punto tan estratégico es una auténtica ganga
para quien consiga meter baza ahí. En el primer proyecto, el sueño de Soler, aún era
reconocible el mercado y a partir de él un intento de revitalizar la zona contando con el valor añadido de un edificio nuevo para una vieja función. Ahora lo
que se propone en realidad no es un mercado. Los puestos son más bien una
excusa para colonizarlo y obtener su titularidad hasta ahora propiedad de los ciudadanos. Ello se desprende del estudio de viabilidad del grupo Árbol con
el pliego de prescripciones técnicas que ha de regir en el contrato de concesión de obra pública. De hecho se pasa de 130 puestos a solo 40. De una superficie totalmente dedicada a mercado se pasa ahora a dedicar una parte mínima.
Mercado de la Plaza de Barcelona, camino de convertirse en el mayor mercado municipal de Elche |
Imagenes procedentes de www.elche.es
Sobre los restos arqueológicos, yo personalmente no estoy de acuerdo del todo con el artículo de opinión publicado en el blog MeGustaElche, porque en otros proyectos hay empresas privadas que presentan una idea innovadora que no se le ha ocurrido a técnicos ni políticos municipales, y si se considera que está bien planteada se ha casi copiado literalmente para presentarla al concurso público. Pero luego resulta que otra empresa ha ofrecido hacer lo mismo por menos dinero, o con mejores servicios, y se le adjudica a la que no hizo ningún esfuerzo inicial. Tenemos el caso reciente en Elche del polideportivo de gestión privada. Otra cosa, es que no estemos de acuerdo con el proyecto emprendedor, porque no sea compatible con el interés general.
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