CAMINOS IBEROS

jueves, 10 de enero de 2013

Azarbes y acequias del Bajo Vinalopó a través de la cartografía histórica.



En una entrada anterior hicimos referencia a la nueva sección de la web del Archivo Histórico Municipal de Elche, el documento del mes como atractiva muestra de sus fondos y forma de publicitar la progresiva incorporación del excelente material que custodia al formato digital, ganando así en accesibilidad. El documento correspondiente a diciembre  Plano de la laguna y almarjales (ca. 1700) merece un comentario detallado porque es un tema tratado de vez en cuando aquí: el espacio geográfico, económico, social e histórico formado a partir del cono aluvial del Segura y el Vinalopó justo antes de su desembocadura.


En la presentación se indica textualmente:
"Este plano tradicionalmente se ha atribuido a Juan Foquet. Es un ejemplo de representación gráfica de la intervención del hombre en un territorio y medio físico determinado: la laguna y los almarjales de Elche antes de la bonificación del Cardenal Belluga"

En el mapa presentado se reproducen una suma de detalles interesantes antes de las profundas transformaciones que las obras del Cardenal, del Duque de Arcos y otros van a imprimir sobre el espacio y en consecuencia sobre su representación gráfica. Uno de los elementos que más llaman la atención es la presencia de azarbes, con nombres que aún persisten. Y una nota curiosa: el Vinalopó no está representado. 
Otro elemento importante es el Puente de las Motas que se destaca con una rosa de los vientos  y probablemente estaría en las proximidades de la actual carretera de Dolores, única vía de comunicación (junto al paso y puente del Maestre al N y dos puentes apenas señalados sobre el Segura al SW) entre el Domo del Molar y el resto del territorio. Si añadimos la conexión histórica entre el Vinalopó y el Segura, que se comunicaban justo entre los almarjales, tenemos que la Sierra del Molar se mantenía en comunicación precaria con el territorio circundante, hasta bien entrado el XVIII, llegando a representarla como una isla en algunos mapas, aspecto que se ha señalado ya en varias ocasiones.

La cartografía histórica
Para completar la visión del estado previo a las bonificaciones y la definitiva separación de ambos cauces consolidando así la comunicación con la Sierra del Molar y Guardamar no hay más remedio que acudir al análisis de la cartografía histórica, siguiendo el excelente artículo La Huerta del Bajo Segura (Alicante), un patrimonio cultural en peligro. Reflexiones sobre un proyecto museológico integra / Gregorio Canales Martínez, Elisa Ruiz Segura, en Investigaciones Geográficas nº 54 (2011)

Para ello vamos a reproducir parcialmente el apartado 1 acompañado cuando es posible y aconsejable con la representación gráfica de los mapas que cita, que he ido buscando y localizando en Internet, lo que permitirá al sufrido espectador seguir con más detalle si cabe sus pesquisas. Así que cualquier error o desliz en la inclusión del material gráfico es responsabilidad mía.

1.- origen y configuración de la Huerta tradicional 
La Huerta tradicional del Bajo Segura, históricamente denominada Huerta de Orihuela, es una continuación de la Huerta de Murcia, segregada de ella a raíz de la sentencia de Torrellas de principios del siglo XIV, por la que este territorio pasó a pertenecer al Reino de Valencia. Se asienta sobre un antiguo golfo marino limitado por una restinga costera que se colmata progresivamente por los aportes de los ríos Segura y Vinalopó, dando origen a una llanura aluvial.
La existencia de un manto impermeable de arcilla a escasa profundidad –que posibilita un nivel estático de entre uno y dos metros en plena vega– unida a la dificultad de evacuación de dichos colectores, motivó la existencia de humedales y saladares que iniciaron su proceso de regresión con el desarrollo de la agricultura de regadío, siendo saneados y roturados en un proceso multisecular documentado ya a partir del siglo IX. Estos espacios, parte del antiguo Sinus Ilicitanus, (cuya delimitación se puede reconocer en torno a la cota de 10 m) se amplían hasta entroncar con la huerta tradicional. En el siglo XVIII, se colonizan los almarjales que conocemos con el nombre de Pías Fundaciones, proyecto del cardenal Belluga, y el paraje de Bassa Llarguera, desecado por el duque de Arcos y marqués de Elche, emulando al anterior. El proceso de bonificación continúa en los Saladares de Albatera, ya en el siglo XX, por el Instituto Nacional de Colonización (I.N.C.). Como residuo testimonial de la antigua Albufera de Elche quedan las Salinas de Santa Pola y la Laguna de El Hondo, ambos parques naturales, hoy desconectados entre sí por las roturaciones de mediados del pasado siglo.
La cartografía histórica refleja la peculiaridad de este espacio anfibio y el intenso proceso de colonización, que representa la culminación de puesta en regadío del llano aluvial. 

El mapa de 1609 realizado por Gerhard Kremer, Regni Valentiae Typus, muestra como el río Segura recibe por la margen izquierda, antes de su desembocadura, las aguas del brazo principal del río Vinalopó (el ramal secundario vierte a la Albufera de Elche), que se dilata albergando en su interior una pequeña laguna y deja otras residuales, dentro de su campo de inundación, en el actual paraje de El Hondo. 

La cartografía francesa de principios del siglo XVIII elaborada entre 1705 (De Fer, N. et al.) y 1716 (De Fer, N. y Starckman, P.) refleja todavía las características anteriores, y aún aparece la sierra de El Molar a modo de gran isla elevada sobre un entorno pantanoso, como se puede deducir de la extraordinaria amplitud con que dibuja los cauces de ambos ríos, al incorporarles los terrenos de almarjal. 

Sin embargo, la representación de 1716 confeccionada por Alexis Hubert Jaillot, Nicolas Henri Tardieu y Louis M. Cordier, muestra una sola desembocadura del Vinalopó en la Albufera de Elche, pues el ramal que vierte al Segura, en el periodo estival, se transformaría en un vasto almarjal desconectado del río. A este comportamiento hay que añadir un hecho excepcional que refiere el cardenal Belluga en carta que remite a Felipe V, al indicar la oportunidad de emprender la colonización aprovechando un largo periodo de sequía que favorecería los trabajos de bonificación del marjal al «poderse hoy andar a pie enjuto muchos almarjales que en cien años no se han visto sin agua» (Canales y Vera, 1985: 147). 

Así, años después, la cartografía del Obispado de Cartagena, que concluye Felipe Vidal y Pinilla en 1724, por encargo del cardenal, sólo confiere importancia al entronque entre el Vinalopó y el Segura, omitiendo las zonas lacustres y de inundación, así como el eje secundario, con objeto de reflejar la intensa bonificación por él emprendida. Este hecho también queda recogido en el mapa que años después confecciona Nicolas de Fer (1709-1728), poniendo de manifiesto la envergadura del importante trabajo colonizador de Belluga y la profunda transformación paisajística operada, que trasciende a la cartografía internacional. 

No obstante, el mapa impreso en Venecia en 1775 confeccionado por Antonio Zatta no refleja aún con exactitud la nueva fisonomía del Sinus Ilicitanus por cuanto el autor individualiza en él la Sierra del Molar a modo de isla, cuando ya era una realidad en ese momento la desecación realizada conjuntamente por el cardenal Belluga y el duque de Arcos.
A mediados del siglo XVIII, tanto las representaciones gráficas nacionales (Tomás López de Enguídanos en 1768) como extranjeras (Giovanni Battista Albrizzi en 1745 y Didier Robert de Vaugondy en 1751) detallan el contorno de la Albufera de Elche, ceñida al espacio comprendido entre la sierra de Santa Pola y la del Molar, adonde afluye el Vinalopó, aunque en algunos mapas el río también conecta con el curso bajo del Segura. 
Detalle del mapa de Albrizzi

De esta cartografía se deduce que, puntualmente, tras las grandes avenidas del Vinalopó, los caudales difluirían sobre su gran cono aluvial con bifurcación hacia la Albufera de Elche y al Segura. Será a finales de la centuria cuando se consolide, en la representación cartográfica, la ruptura definitiva de la conexión entre las aguas de ambos ríos, circunstancia que evidencia el notable proceso de antropización y reducción que sufrió el extenso aguazal, y los pequeños espacios de saladares y almarjales colindantes, con la puesta en cultivo y la extensión de la infraestructura de riego y avenamiento. La obra iniciada por el cardenal fue proseguida por otros grandes hacendados que utilizaron la infraestructura de evacuación de aguas por él creada, lográndose así, de forma efectiva, reducir las áreas de humedal, desconectando las subcuencas inferiores del Segura y el Vinalopó. 

Testimonio de este proceso es el mapa del Reino de Valencia, levantado por Antonio José de Cavanilles en 1795, que detalla con toda precisión cómo el Vinalopó desemboca ya exclusivamente en la Albufera de Elche, a la que también va a parar el Azarbe Nuevo del Duque, construido en 1721 por el duque de Arcos-marqués de Elche mediante un acuerdo con Belluga, para emprender una colonización agraria similar en terrenos de su señorío.
De este modo, el actual sistema de riegos –cuya terminología expresa en buena parte su origen musulmán– ha dado origen a una singular arquitectura en la distribución del agua, que se inicia con el reaprovechamiento de los riegos sobrantes y los avenamientos generados en la Huerta de Murcia, mediante un sistema encadenado de ocho azudes o presas de derivación que cortan transversalmente el lecho del río, desde Orihuela hasta Guardamar. De estos parten las redes de acequias (canales que distribuyen por gravedad el riego por inundación) que, a través de una tupida y jerarquizada malla de diverso tamaño, extienden el agua por la superficie cultivada. Esta amplia red de suministro se dobla en otra de características inversas, denominada de azarbes, cuya función es la de drenar el suelo –evitando así su encharcamiento (favorecido por la existencia de un manto impermeable a escasa profundidad y por la débil pendiente de la planicie)– y devolver por gravedad los caudales al río, para recuperarlos de nuevo en el siguiente azud, aguas abajo del anterior. De esta forma consiguieron los primitivos colonizadores un uso bien organizado de los escasos aportes fluviales disponibles, al mismo tiempo que lograban una completa reutilización de los recursos hídricos del tramo inferior del Segura.
Este complejo sistema de regadío, con conducciones de aprovechamiento y de recogida de aguas sobrantes, da origen a la doble circulación de aguas vivas y muertas, a diferencia del resto del regadío nacional, que caracteriza a la Huerta de Murcia y, sobre todo, a la de Orihuela, con casi el 70% de su superficie regada por avenamientos (Canales, 2004).


Material adicional para una comparativa detallada 
El mapa del Norte del reino de Murcia y sur del de Valencia procedente de la BVPB fechado en 1812, cuyo autor es el cartógrafo Juan Carbonell, incluido en los fondos del Archivo cartográfico del Ejercito (que dicho sea de paso digitalizó en el 2011 y puso a disposición de los estudiosos los materiales de la Guerra de la Independencia con documentación diversa muy interesante como el mapa que nos ocupa) reproduce precisamente ese ámbito natural a principios del XIX. Además de la riqueza de datos que proporciona como los caminos (y lugares casi legendarios hoy desaparecidos como Guardalacapa o la Venta de Pavía), se delinean tanto los azarbes como los canales de derivación de las aguas del río Segura y se puede observar la separación definitiva de ambos ríos y de los dos tipos de aguas: las del Segura (o aguas vivas) para riego a través de acequias representadas con tramos continuos y las de avenamiento (o aguas muertas) con azarbes que se dirigen al Vinalopó (previamente “independizado” o separado del Segura) y a la Albufera de Elche: en conjunto una intrincada red de canalizaciones que riegan o en su caso absorben por capilaridad las aguas del enorme cono aluvial formado por ambos ríos. 
Arriba se reproduce solo la parte correspondiente a la Vega Baja-Bajo Vinalopó; no obstante el mapa completo sigue el curso del rio desde Murcia. 

El otro elemento a valorar del mapa anterior para redondear la perspectiva histórica de la evolución del regadío y la desecación en esa parte del territorio es que aún no han aparecido las consecuencias derivadas de la generalización de los motores para la elevación de aguas del Segura (y de los azarbes) y las acequias de distribución de ese agua, elemento que además de re-definir profundamente el paisaje agrario llevará a la fosilización y el relativo desuso de los viejos sistemas basados en las Acequias Mayor y Marchena, pero eso otro día. 

 ficha catalográfica de la BVPB:

Número de control:DEC19930486301
Título uniforme:ESPAÑA. Mapas generales (1812). 1:50.000
Título:Mapa del Reyno de Valencia / por Juan Jose Carbonell
Área de datos:Escala [ca. 1:50.000]
Publicación:[S.l. : s.n., 1812]
Descripción física:1 mapa en 3 h. : ms., montado sobre tela ; 114,6 x 122 cm, o menos, en h. de 119,6 x 122 cm, o menos
Notas:Comprende el Sureste de Alicante y el Este de Murcia
Título propio y mención de responsabilidad tomada del verso
Manuscrito a plumilla en tinta negra
Orientado con flecha
Relieve representado por sombreado
En el ángulo superior izquierdo en tinta roja, título con fecha, y anotacion : 'hay uno grabado'
Materia / geográfico:Valencia
Alicante
Murcia
Nombre jerárquico lugar:España-Comunidad Valenciana-Alicante
España-Comunidad Valenciana-Valencia
España-Región de Murcia
Autores secundarios:Carbonell, Juan José
España. Depósito de la Guerra
CDU:912(467.33+467.41)'1812'
(467.41)
Tipo de publicación:  Mapas
Ejemplares: Cartoteca del Centro Geográfico del Ejército. Colección: SG. Signatura: Ar.G-T.2-C.1-12 ; SG+Ar.G-T.2-C.1-12(1) ; SG+Ar.G-T.2-C.1-1 2(2)


Copia digitalCopia digital 

El marco general:






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