José
María López Mezquita es uno de los grandes de la pintura española de la primera
mitad del siglo XX, no solo porque en 1901 a la temprana edad de 18 años
recibió la Medalla de Oro en la Exposición Nacional de Bellas Artes por su lienzo La cuerda de presos, toda una
declaración de principios siguiendo las influencias de Sorolla, quien también
resultó galardonado, también fue continuador de la serie de cuadros “costumbristas” de la Hispanic Society relevando a Sorolla. Este excelente artículo comenta la coincidencia en
el tiempo de la gran exposición de los cuadros de ambos pintores de esta sociedad en Valencia en 2007.
Pueden
consultarse las siguientes biografías:
Casualidades de la vida, resulta que ambos pintores se dejan llevar por el
peculiar ambiente de nuestra ciudad con sus palmeras y la eligen como fuente de
inspiración. López Mezquita (quien como Sorolla acumulará una inmensa fortuna
aprovechando sus dotes pictóricas) llegará a adquirir y hacerse construir aquí
un estudio para pintar en los inviernos y para ello se sirvió de la ayuda de D.
Pedro Ibarra. El pintor será valedor para el ingreso de D. Pedro en tan prestigiosa institución según publicó en su día el Diario Información.
López Mezquita y D. Pedro Ibarra |
La
casa, diseñada en su estado actual por el arquitecto Antonio Serrano Peral (también le
dedicaremos alguna entrada prolongando el homenaje de la revista Festa
d’Elx de este año) otorga un especial cuidado al ambiente exótico que
transmite al estar enclavada en medio de un huerto de palmeras a la vez que
devuelve al paisaje lo que extrae con una cúpula semiesférica, paredes de un
blanco rutilante y una peculiar porchada que también evidencia un adecuado tratamiento
de la luz solar.
Como afirma Gaspar Jaen i Urbán:
...La casa del huerto
popularmente denominado de la Mezquita, quizá como referencia a su promotor más
que a los rasgos arabizantes de la construcción, inauguraba en los años 20 de
nuestro siglo uno de los momentos más interesantes de la arquitectura de los
huertos de palmeras de Elche. Se trata de un episodio culto que enlaza con la
arquitectura tradicional de este espacio agrícola y que desemboca en los
edificios que el arquitecto Antonio Serrano Peral construyó en el palmeral en
los años 40 y 50. Son obras afortunadas, destinadas a una burguesía agrícola o
industrial, y algunas de las cuales han llegado hasta nosotros.
Dos
corrientes aparentemente contrapuestas se dan cita en estas arquitecturas: de
una parte la corriente racionalista de volúmenes puros, superficies tersas y
blancas y volúmenes compactos y elementales; de otra parte los restos de una
visión romántica que veía en Elche, con sus palmeras, su arquitectura
tradicional cúbica y su paisaje reseco, resonancias del Oriente, de Palestina o
de Arabia que se reflejaban en una arquitectura con cúpulas, arquerías, porches
y cubiertas planas.
Es
cierto que de este pretendido carácter oriental también participaba la ciudad
de Alicante con obras neoárabes que han desaparecido en su mayor parte. Pero
Alicante era un destino esencialmente turístico. Y correspondía a Elche, como
Granada o Sevilla, ser una de las metas románticas a finales del siglo XIX y
principios del XX.
Con
casas como ésta que nos ocupa y otras similares que se construyeron, aquellos
huertos de palmeras cargados de exotismo podían haberse convertido en una
extensa ciudad jardín que rodeaba el centro histórico de Elche, pero la
burguesía desistió de ello y apenas algunos edificios se levantaron en los
huertos entre los años 30 y 60. De todas ellas, quizá esta sea una de las que
responde a planteamientos más cultos y más novedosos en el primer cuarto del
siglo.
En
la casa del huerto de la Mezquita, hoy en mal estado de conservación, mutilada
y transformada, después de muchas décadas de desinterés y abandono, apenas
reparada por el usuario de la vivienda, todavía se puede percibir claramente el
intento de encontrar una arquitectura autóctona relacionada con el paisaje y la
historia de las poblaciones y con el genius loci, el espíritu del lugar.
Y
sin embargo, las casas de huertos de palmeras, como las casas del campo de
Elche y la arquitectura tradicional de otras comarcas, es algo que desaparece
aceleradamente. Desde el punto de vista de su fragilidad, no es menor el
interés que tienen los levantamientos hechos por los alumnos de esta escuela.
Pero
además del levantamiento se muestra también la descripción, la situación en su
contexto histórico y geográfico, la revisión de documentos originales escritos,
gráficos y fotográficos y el estudio de soluciones constructivas, daños y
posibles reparaciones en estas edificaciones, como corresponde a los estudios
de arquitectura técnica. Con todo, destaca sobremanera el excelente estudio
gráfico del conjunto, las distintas partes y los detalles de la obra.
...
Quede,
pues, este documento como muestra de unos edificios condenados en su mayor
parte y por desgracia a la desaparición. Espero que su sensibilidad
arquitectónica disfrute de este espectáculo gráfico como yo mismo he disfrutado
durante el proceso de elaboración del mismo.
Fuente: INFORME RAZONADO SOBRE EL TRABAJO
FINAL DE CARRERA LA CASA-ESTUDIO DEL PINTOR JOSE MARIA LóPEZ MEZQUITA EN
ELCHE DEL ALUMNO ... / GJiU.
22-02-1999
Revisat: 14-04-2002
Está publicado en su web personal: www.ua.es/personal/gaspar.jaen
Además,
puede consultarse con provecho la entrada correspondiente en URBIPEDIA.
En
la actualidad el edificio es la sede de
Cruz Roja y se ha reiterado en varias ocasiones y por varias personas su mal
estado y su abandono por las Administraciones públicas.
Veamos ahora las
obras de interés local de López Mezquita:
El Domingo de Ramos es probablemente uno de los
encargos de Huttington para la Hispanic porque participa de los requisitos con
ese acentuado costumbrismo; no obstante dos detalles interesantes a mi juicio:
la portada actual del convento de la Merced que se adivina como fondo, reproducida con detalle casi
fotográfico (de nuevo una coincidencia con Sorolla en el uso de las fotos como
material) y lo florido de la palma de ramos de diseño casi tradicional con Maredeu incluida; por encima de la exageración la
ramita de olivo y el clavel eran y son ornamento obligado de las palmas en ese
día.
El
Palmeral de Elche, pintado en 1930 es un serio intento de continuar la
“tradición” inaugurada (creo) por Albarranch de pintar los huertos (y
más cosas) al atardecer frente al sol, intento que también llevó a efecto
Sorolla y que practicó casi con asiduidad Cañizares, pero todo eso otro
día.
La
imágenes de los cuadros proceden de:
Fotos procedentes de :
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