Botín de un estraperlista |
A imagen y semejanza del estado fascista, inspirándose en
los modelos hitlerianos y mussolinianos, con el agravante de haber accedido al
poder tras una cruenta guerra civil el primer estado franquista impuso un modelo autárquico que pretendía la autosuficiencia económica obligado además
por el bloqueo internacional tras la victoria aliada en la Segunda Guerra
Mundial. Al margen de éxitos puntuales (Pegaso) o soluciones pintorescas (los
automóviles con gasógeno) y de rotundos
fracasos, lo cierto es que la autarquía institucionalizó el mercado negro y el
estraperlo, con personajes que a menudo estaban en ambos lados del sistema:
como autoridades en el aparato del control de precios y a la vez como
estraperlistas inmunes amasando grandes fortunas.
Como elemento de reflexión y propuesta para que se abran
líneas de investigación, debe anotarse la escasa importancia que intelectuales
y académicos otorgan a la agricultura de este periodo en la comarca. En digital
no hay información relevante, aparte de notas dispersas dedicadas a la
industria del calzado (Miranda Encarnación, Martín Sevilla) y en formato
impreso tampoco salvando algunas incursiones de Baltasar Brotons o referencias
genéricas en los autores que investigaron el periodo en general (Ros Hombravella,
et al.) y para la agricultura (Martínez Alier, Naredo). Y ello pese a que en nuestro caso al menos fue
un momento (el último hasta la fecha, aunque al paso que vamos vete tu a saber)
en el que la ciudad miraba al campo.
La miseria fue más grave en el pueblo;
sirvan como ejemplo los dátiles locales hoy denostados, que se consideraban un
manjar tanto los de buen sabor como los ásperos y se consumían maduros, pero
también verdes previamente hervidos y endulzados. Hasta el hueso molido servía
para engañar el hambre...
Por eso era importante tener familia en el campo,
para comer al menos una vez a la semana mas o menos bien y aprovisionarse de
productos básicos; barrios enteros formados por inmigrantes de origen comarcal,
lugares en los que aún quedaba familia y a los que se volvía casi cada fin de
semana a lomos de bicicleta. El campo de Elche aún mantenía los sistemas de
riego tradicionales con un aprovechamiento intensivo y una diversificada
producción: huevos, carne, cereales, aceite, fruta, verduras. En mayor o menor
escala todo se producía en cada casa con las vistas puestas en la
autosuficiencia de manera que los excedentes se dirigían con provecho, pese a
los rígidos controles del aparato del estado franquista como veremos, a
abastecer a la ciudad.
En ese contexto cabe situar la historia que hoy nos ocupa:
el Tio Pepe Coves, propietario de una conocida almazara que escondía una parte
de su producción para venderla en el mercado negro, tras una delación es
castigado con una multa de infarto (20.000 pesetas), con un mes de prisión en
el otro extremo de la península (Nanclares de Oca) y unos 1500 Kg de aceite
incautados por las autoridades. En definitiva el duro castigo por hacer lo que
falangistas y otros personajes del sistema estaban haciendo a la vista de
todos.
José Coves
Amorós, falleció el 13 de mayo de 1969, no sin haber padecido también
anteriormente las restricciones de la posguerra, como prueba la circunstancia
por ejemplo de que en el año 1946 fue recluido durante un mes en el campo de
concentración franquista situado en Nanclares de la Oca, como
castigo tras serle incautado aceite escondido en un pozo que hay semioculto
bajo el hueco de la escalera que da acceso a la “cambra superior” en su caserón
de Asprillas.
Por otra
parte, unos años después de su fallecimiento, hacia 1975 fue cuando su mujer
María Irles Oliver –varios de cuyos familiares fueron emigrantes en Francia– se
hizo construir un edificio en la céntrica Glorieta de Elche, concretamente en
la actual calle Hospital nº22. Este solar era propiedad tanto de ella, como de
su hermana Emilia Irles Oliver, donde había existido desde antiguo el popular
Bar Enrique, y además curiosamente allí por el mismo solar transcurre enterrada la Acequia
Mayor del Pantano hasta llegar justamente a desembocar su último
partidor de riego en el linde con su ya citada finca originariamente de los
Soler de Cornellà de Asprillas –El Palombar–. En la actualidad, la
casona típica ilicitana de este próspero labrador se encuentra parcialmente en
estado ruinoso, pero la finca se explota agrícolamente con riego por medio del
sistema de goteo que ha generalizado la compañía Riegos de Levante, y además en
ella se puede admirar un ejemplar monumental de Carrasca centenaria que plantó
el Tío Pepe Coves y que sería digna de conservación puesto que en el término
ilicitano sólo han sobrevivido unos 10 árboles de similares características.
Además, destaca también entre su entorno paisajístico que frente al acceso
principal de esta finca nos encontramos la torre de San Matías en buen estado
de conservación como bien inmueble protegido por el Catálogo
Municipal, siendo de estilo modernista y construida por la misma familia
que fue propietaria de la Banca Peral en Elche.
Detalles del pozo semioculto |
Fuente:
Interesante artículo: La Masia de Coves / Raúl Agulló Coves
Material sobre el periodo autárquico:
http://machadoencollioure.blogspot.com.es/2011/12/del-racionamiento-al-despilfarro.html
https://info4-merced-2010.wikispaces.com/la+revolucion+de+la+economia+?showComments=1
https://info4-merced-2010.wikispaces.com/la+revolucion+de+la+economia+?showComments=1
El mercado negro del aceite de oliva
Fotos e ilustraciones de la entrada:
Documentos y cupones cortesía de Raúl Agulló Coves
Documentos y cupones cortesía de Raúl Agulló Coves
Foto “Botín de un estraperlista” procedente de: http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?sit=c,373,m,1915&r=ReP-27404-DETALLE_REPORTAJES
Raciones de aceite: http://ordorenascendi.blogspot.com.es/2012/08/los-relevos-de-poder-la-noche-negra-y.html
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