Protegida
por palmeras seculares la ciudad entera dialogaba con el firmamento. Creaba
estrellas, una lluvia incesante en respuesta a las que procedían del cielo. Una
virgen en los altares y arriba en la torre más alta se exhibía como reclamo y
respuesta al atrevimiento divino. Palmeras en el cielo. Palmeras de luz en la
tierra; en desigual batalla los simples mortales con una astucia pueril
pretendían confundir a la noche. La luz, el sonido sibilante de los cohetes y
otros artificios, los colores y resplandores en la oscuridad eran sus armas. La
antigua alquimia del azufre, la potasa y el carbón no solo originaba estruendo
y luces, también dejaba en el aire un aroma que terminaba siendo embriagador,
un instrumento más al servicio de la ceremonia de la confusión. No entres. No
pases. De todas las formas posibles: ruido, luces, aromas, sentidos, rastros de
humo sobre rostros extasiados. Una sensación de victoria provisional se cernía
sobre la ciudad cuando al alba, tras el amanecer se recogían los rastrojos de
la batalla sabiendo que nada es inútil, que un año más se ha aplazado la
llegada de la sombra, que sus alas apenas nos han rozado. La vida sigue.
Todas las fiestas sirven de conjuro, pero en especial las
que giran alrededor de los fuegos de artificio. En definitiva es la vieja
receta homeopática: cuando una carretilla se lanza es para asustar de muerte a
alguien. Cuando la luz que emana de ellas parece surgir de improviso, sujeta como por
arte de magia a la mano ajena, si tienes miedo corre y te perseguirá. El trueno
final, ahora prohibido, era el castigo de los culpables, una remisión a los
usos menos nobles de la pólvora, cuando derruía murallas y sembraba la muerte,
tanto que su presencia arranca aún hoy unas ganas incesantes de huir y
alejarse, como si fuera un acto reflejo. Quienes hablan de una tradición de
pocos años olvidan que de antiguo y está documentado, en los días de fiesta se
llegaban a disparar arcabuces, morteros, cañones y otros instrumentos de muerte
con la finalidad expresa de alejar las viejas maldiciones bíblicas: el hambre,
la peste, la muerte y también la guerra. Los años de prohibición durante el
franquismo no fueron un corte: en el campo casi alrededor de cada venta, se
disparaban carretillas en una auténtica guerra. En algunos puntos de la ciudad
lo mismo y la policía sabía que se corría más riesgo intentando hacer cumplir
la estrecha ley que dejar hacer. Al final de la transición fue casi un deporte
lanzarle carretillas a las autoridades, a cualquier autoridad, en especial si
asumían el papel en el momento.
El
Ayuntamiento, auténtico mantenedor de la Nit de l’Albà ya recortó gastos
el año pasado: se vieron menos palmeras, menos cohetes y menos luces; se cambió
el lugar de las mascletás sin criterio, y ahora de nuevo sin criterio se
prohíben las carretillas como si ello fuese posible. Las representaciones
sacras en el interior de los templos también fueron prohibidas y si hoy El
Misteri es patrimonio de la humanidad es precisamente por haber hecho caso
omiso a las indicaciones y la guerra de carretillas, presente por cierto en
multitud de sitios del Mediterráneo, no va a desaparecer porque lo diga la UE,
solo cambiará de lugar y de forma, haciendo su ejercicio más incontrolado y por
ello más peligroso. Aunque, todo hay que decirlo, es posible que la crisis al
precio que se están poniendo los truenos y las carretillas preste más servicio
a la prohibición que la prohibición misma. Encima las burdas excusas como la supuesta
mala prensa al salir publicado cada año el número de heridos en la guerra de
las carretillas cuando el número de visitantes en esa noche ha venido creciendo
en progresión geométrica, entre otras cosas por su esplendor y por la
tranquilidad con que los visitantes podían acercarse al centro histórico... En
el fondo y en cualquier caso, lamentable. Y al final, como empecé: la oscuridad va a seguir
ganando terreno lo que no es un buen
augurio.
Esta va por el mago Iniesta: http://195.235.95.29/joomla/02034/index.php?option=com_content&view=article&id=95:las-carretillas&catid=56:tradiciones&Itemid=84
Guerra de carretillas:
Si en Youtube se busca "guerra de carretillas" en Elche, salen un montón.
Fotos procedentes de las citas digitales
No hay comentarios:
Publicar un comentario