En una entrada anterior hace ya casi un siglo:
decía que el grafiti es probablemente la más iconoclasta de las artes actuales, en especial por esa sumisión de la obra al autor, o mejor a su firma que se convierte en ocasiones en la obra en sí. Perseguidos los grafiteros, en especial aquellos que estampan su firma en cualquier parte y en algunos casos incluso localizados precisamente por ello, han ido situando su obra en rincones poco más que inaccesibles, con lo que inevitablemente se quedan sin público. En cualquier caso emplean las paredes como medio de expresión de su creatividad, como si fuera un cuadro, solo que con una firma un poco más grande. En algunos supuestos se ha llegado al acuerdo, patrocinando de alguna forma su aparición en los paneles de las autovías, lo que me parece excelente un poco por todo y para todos; pero para mi sorpresa me encuentro con lo que sigue en un túnel por donde solo pasan el agua cuando llueve, los practicantes del ciclismo de montaña y los pirados como el que firma esto. Bien, iba a por tomates dándole vueltas a Ferriol y me encontré naranjas y no he podido resistirlo: aquí va para envidia de unas cuantas paredes que me conozco en el pueblo que dan más pena que gloria.
Casualidades de la vida; de buena mañana me encuentro con esto: http://www.alicantevivo.org/2012/04/el-grafiti-asciende-los-altares.html
ResponderEliminarPuede que aquí también tengamos nuestra pequeña "Capilla Sixtina" del grafiti.