Si en economía la oferta está determinando la demanda, en el sentido de que las unidades productivas están impulsando el consumo mediante la generación de expectativas antes incuso que el producto mismo exista (una modalidad del dichoso marketing), en urbanismo sucede lo mismo a través de la planificación territorial. En su versión blanda, basta observar lo que acontece en el entramado urbano para extrapolar en el tiempo la tendencia y generar así un nuevo elemento que se ofrece a quienes tienen alguna responsabilidad de gestión como empresarios, entidades, organizaciones, etc. Diseñar así tendencias urbanísticas de futuro tiene aseguradas importantes ventajas porque inevitablemente se hará algo allí donde se diseñó que será más o menos lo dicho.
La Ciudad del Motor es un notable ejemplo de lo dicho. Ya está en el territorio; la mayoría de concesionarios de Elche se fueron situando en el eje Elche-Crevillente, bien comunicado y de suelo barato, con un excelente marco publicitario por la densidad de tráfico rodado de la Nacional, bastante mejor que perderse en los polígonos industriales mal comunicados y con menos publicidad derivada de su ubicación. De ese proceso observable a simple vista surge la pomposa Ciudad del Motor ...
”... la ciudad del motor de la provincia de Alicante, un lugar especializado en la venta y en los servicios asociados al mundo del motor tales como automóviles, motocicletas, vehículos industriales, embarcaciones, etc."
en el no menos pomposo Ecobulevar del Ferrocarril.
Más problemático resulta asignarle categoría provincial, salvo que previamente haya acuerdos entre concesionarios y empresas para aceptar esa jerarquización, cosa que sinceramente dudo.
Como ejemplo de arbitrariedad del criterio planificador, decir que a esos negocios se han ido añadiendo a lo largo del eje otros por motivos similares, aprovechando las naves industriales preexistentes y en franco retroceso (en especial el calzado y el textil), transformadas en almacenes y puntos de venta al por mayor de los mal llamados “multiprecio” en manos mayoritariamente de los chinos, así que ¿por qué no hacer de paso un “Chinatown” entre Elche y Crevillente?. Obviamente, aunque la tendencia está ahí no queda bien en un documento de futuro, aunque tampoco es descabellado que el fenómeno persista a pesar de los planificadores.
Volviendo a la realidad: La interconexión de territorio, personas, negocios y equipamientos públicos y privados entre Elche y Crevillente, incluso hacia la Vega Baja, se realiza precisamente alrededor de la N 330 que mantiene y acrecienta su dinamismo a pesar incluso de la A 7; casi todos pasan por la vieja nacional, acertadamente ampliada y desdoblada, con una excelente solución para conectar las naves y el vial. Si como parece para transformar lo que hay en un ecobulevar se va a ampliar la superficie verde y peatonal, (hoy inexisente, todo hay que decirlo) y dado que no podemos retranquear los edificios, estamos como en el caso de Alcoy, con su Ecobulevar diseñado también por la Fundación Metrópoli, que reduce a un solo carril en cada sentido la carretera nacional afectada.
Y digo que si es así apaga y vámonos porque hemos creado un cuello de botella allí donde solo hay una alta densidad de tráfico, con bastante fluidez.
¿No se terminará animando con ello a quienes ahora ocupan la zona a que emigren porque el verdadero diamante urbano está en el triangulo delimitado por El Corte Inglés-Hospital, la estación del AVE y Matola?
Elementos de reflexión:
Una valoración del Plan de García Bellido
La transformación de los sistemas productivos y sus repercusiones en el patrimonio urbano: el área metropolitana Alicante-Elche / Gabino Ponce Herrero, José Antonio Larrosa Rocamora
Pese a lo que pueda parecer, la imagen preproduce un plano del PGOU de García Bellido, allá por el 72, sacado de la interesante entrada dedicada que hemos añadido como elemento de reflexión.
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