CAMINOS IBEROS

viernes, 16 de julio de 2010

Una cita erudita: Elche en El Viaje a través de España en los años 1786-87 / Joseph Townsend

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...Cuando llevábamos recorridas dos leguas llegamos a Alvatera, un mísero pueblo que tiene una magnífica iglesia y pertenece al marqués de Dos Aguas. El campo produce principalmente vides y olivos. Por el camino nos encontramos con un rebaño que se dirigía a las montañas en busca de alimento. En la encrucijada de cuatro caminos había un poste muy alto que sostenía un gancho del que colgaba un cuarto de un hombre. Los otros cuartos estaban colgados en los principales lugares donde el infeliz había sido acusado de robo y asesinato.
En las hondonadas el trigo parecía muy desarrollado y esperaba la hoz; y la cebada ya había sido cosechada y aguardaba junto a las eras ser pateada por el ganado. Aquí todos los caminos se encuentran invadidos por la naturaleza; pero si quebraran el rico suelo de arcilla y greda, descubrirían un lecho fino de grava que permitiría que durante muchas generaciones los caminos no tuvieran que ser reparados.
Más o menos a una milla antes de llegar a Elche, y después de atravesar el ancho lecho de un torrente que en aquella época se encontraba seco, observé a la entrada de un gran olivar postes similares al que he descrito. En cada uno de ellos había un cuarto de un hombre, y servían para recordar otros tantos robos acompañados de asesinatos.
Elche, la Ilici de los romanos, podría ser llamada con toda propiedad la ciudad de los dátiles, pues se encuentra rodeada por todas partes de plantaciones de palmeras, unos árboles que hacia el mes de mayo están cargados de frutos que cuelgan formando unos racimos casi perfectamente circulares, por lo que cuando están maduros semejan coronas de oro de las que sale un penacho de plumas. Cada racimo aparenta tener un volumen de un bushel, y se dice que pesa entre seis y diez arrobas. Se trata de frutos
muy variados en cuanto a sabor y color. Cuando maduran, generalmente adquieren un color amarillo, aunque los hay también verdes, y no son raros los marrones oscuros. En cuan. to al sabor, algunos son dulces, y otros más bien ácidos. Los árboles masculinos producen únicamente flores, y son los femeninos los que dan fruto. En sus trece parroquias, Elche contiene, según el último censo del gobierno, diecisiete mil cuatrocientos tres habitantes, ocho mil seiscientos sesenta y siete de los cuales son hombres y ocho mil setecientas cuarenta y seis mujeres. Frente a las setecientas cincuenta y una viudas hay sólo trescientos viudos. La ciudad cuenta con doscientos caballeros nobles, dieciocho abogados, doce escribanos, trece inquisidores y tres conventos, dos de ellos masculinos y el otro femenino. Tiene por iglesia mayor un hermoso edificio cubierto con una majestuosa cúpula y muy elegantemente ornamentado. Atienden el altar dos curas, un vicario, cuatro doctores y numerosos capellanes. La arenisca con la que está construida se está desmoronando y cuarteando debido a la debilidad del cemento natural que contiene.
La ciudad pertenece al duque de Arcos, en la actualidad conde de Altamira, y su administración está en manos de un corregidor, cuatro regidores, otros tantos representantes populares, dos alcaldes  y un alguacil mayor .El palacio ducal, que parece muy antiguo, se encuentra a la orilla de un profundo barranco. La población fue reconquistada a los moros por Pedro el Cruel en 1363.
No tienen carne de vaca. La libra de treinta y seis onzas de carne de carnero se vende a treinta y dos cuartos, la de cordero a veintitrés y la de cerdo a treinta y seis. Las dieciocho onzas de pan cuestan cinco
cuartos y medio si es de trigo, mientras que si es de cebada hay que pagar sólo dos.
Al salir de Elche el camino discurre entre extensas plantaciones de olivos entremezclados con algarrobos, y en un momento dado el paisaje se abre, dejando ver el mar a nuestra derecha, que dista de allí alrededor de una legua, mientras altas montañas se pierden en la lejanía a nuestra izquierda. Enfrente se ve, a cuatro leguas de distancia, la elevada fortaleza que domina Alicante. Un poco más cerca de esta ciudad el territorio, que es salvaje y está muy quebrado, muestra su roca arenisca; pero cuando bajas hasta casi el nivel del mar encuentras un suelo fértil en el que crecen ricas cosechas de trigo y abundantes plantaciones de almendros....


Ilustración: El Palmeral de Elche ilustración de Gustave Doré impresa en la obra  Viaje por España / Charles Davillier.
Imagen procedente de http://www.palmerasyjardines.com

Que un cráter lunar se llame Perito en Lunas Miguel Hernández 

4 comentarios:

  1. Las citas de vaciado de las crónicas viajeras son un filón, así que iré publicándolas. Además resulta que la cita sirve de apoyo al artículo de Gonzalo sobre Jaime el Barbudo, en el sentido de que el desmembramiento de los delincuentes como añadido a la condena y la exposición pública de los despojos a la entrada de los pueblos era moneda corriente.

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  2. Comento con retraso el articulo de Gonzalo Martinez, dire que me gustó mucho. Tengo el placer de pasar algunos domingos al año con la familia y nos reunimos sobre 30 personas en una antigua venta de camino en la que la familia siempre a dicho que allí durmió Jaume el Barbut.
    Le llaman La Venta de las Quebras y está entre Raspay y Yecla cerca de la sierra del Carche

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  3. Recomiendo el libro de Salvador Perez Valiente titulado Libro de Elche y es un gusto leér las descripciones que hace sobre Elche.
    Es de 1949 y yo tengo uno en casa, juro que es una joya.
    se puede localizar en la Pedro Ibarra pero no es prestable, L 1913 pero supongo que trabajando en la empresa tendras facilidades ¡¡digo yo¡¡ Adéu...

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