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No sé si confesarlo, pero he leído Nocilla Dream y estoy en fase de lectura del segundo volumen de la trilogía.
Como está todo dicho acerca de esta novela (la generación nocilla levantó una intensa polvareda que llegó incluso al público general y sirvió para remover algo nuestro apático mundo literario de principios del XXI) voy a empezar por lo que me parece esencial aunque a muchos no les parezca tanto: me ha resultado como mínimo entretenida y recomendable un poco para todo. Y aunque esté todo dicho quiero usar mi forma de decir lo que otros han afirmado. De esta obra diré que lo único que tiene de novela es estar impresa en el viejo y venerable formato en papel; y sin embargo esa ausencia no es nueva: hace casi cien años que bastantes autores predijeron el final de la novela como género artístico; no se si ya lo he dicho en este blog; pero por poner un ejemplo conocido la generación beat, practicó con ganas la implosión del género desde dentro: Kerouac, Miller y tantos otros sustituyeron la ficción por el diario o la crónica personal. Un poco después el ilustre ciego dio unas cuantas lecciones al respecto y apadrinó, no sé sin saberlo o sabiéndolo del todo, una reacción similar cuyo más ilustre representante sería Julio Cortazar. Incluso su Vuelta al día en 80 mundos (un conjunto de microensayos, algunos más que notables) podría servir de modelo: si alguien se atreve a ir incluyendo todas y cada una de las vueltas diarias de esta obra alrededor del mundo terminará fundando un blog más que meritorio no solo por su contenido, también por su ajuste formal; encima sus novelas Rayuela y El libro de Manuel rompen directamente la linealidad del argumento. O sea que no hay nada nuevo bajo el sol si afirmo que la ruptura de la estructura novelesca tradicional ya hace tiempo que se está practicando. Añado además que el libro impreso también está haciendo aguas como soporte en el arte de narrar o contar historias: se cuentan cosas desde y para la pantalla del ordenador; se añaden o se integran elementos multimedia, se rompen por todos los lados los márgenes establecidos y se consiguen contenidos y mensajes imposibles de reproducir en una novela impresa, pero que mantienen lo esencial en el arte narrativo: cuentan historias y experiencias interesantes. Y ahí quiero apuntar que pese a su intento, la obra mantiene cierta tensión por la aparición reiterada de diversos elementos: el árbol, la carretera... Y ello es así porque para seguir siendo narrativa y terminar contando cosas es necesario al menos cierto argumento, salvo que lo que se quiera es escribir una recopilación de micro relatos, que es otra cosa. Como resultado final, paradójicamente Nocilla Dream sigue siendo una novela aunque apunte a la disolución del género y es más que probable que termine abriéndose al multimedia, para apuntar a ese otro mundo posible. (Aunque ya se sabe porque la tercera entrega, Nocilla Lab ya está publicada, es importante (al menos para mí) el sentido de la irrupción de los multimedia en la obra. Cuando termine la trilogía volveré al tema). ¿terminará siendo una obra incompleta más, probablemente no desdeñable pero ...?
Reproducción de la portada procedente de: /www.espacioluke.com/2007/Diciembre2007
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