jueves, 8 de abril de 2010

Cazadores de luz / Nicolás Casariego


-->
Es una novela que ocurre en un mundo futuro próximo, o sea un mundo que apenas conocemos aunque nos suena todo. Terminaremos la novela manteniendo esa sensación dual, porque la amoralidad, la corrupción y el vulgar materialismo tan presentes en este, también ocupan su lugar en él. La insensibilidad al color que aqueja al protagonista y que tiende a ocultar por todos los medios (los “tarados” son relegados a un submundo de pobreza y marginación) anuncia una sociedad peor, casi lúgubre. A diferencia de El día de los Trífidos (magnífico ejemplo de novela apocalíptica, por cierto) o del Ensayo sobre la ceguera de Saramago que pronto comentaré y que se tejen alrededor de la ceguera colectiva como síntoma, la incapacidad visual aquí es relativa, afecta solo al protagonista, pero se extiende incluso al estilo de la narración. Y aunque parezca mentira se desarrolla en torno al amor, a lo que se está dispuesto a hacer por el otro.
Pese a que no lo parece, se trata de una novela de ciencia ficción en su mínima expresión; se utiliza el género como recurso, como herramienta para descolocar al lector y obligarle a centrarse en los acontecimientos, en general poco vistosos y en ocasiones desagradables. Y aunque la crítica en su momento extrajo de su nominación como finalista al Nadal un argumento para mostrar la decadencia del que fue sinónimo de premio a la calidad literaria, sinceramente creo que la novela es más que correcta, exhibe un buen caudal de buena literatura y exige del lector que se mantenga atento como si de una novela seria se tratase. Encima me enganchó desde el principio por su combinación inusual de elementos y terminó gustándome; vale la pena aguantar para asistir al final, o sea que la recomiendo.
Como importante efecto secundario me reconcilió con la CiFi ibérica, con la que he tenido algunos encuentros desalentadores.
Imagen procedente de:
Que un cráter lunar se llame Perito en lunas Miguel Hernández

No hay comentarios:

Publicar un comentario