Tengo un mini PC similar a los que en teoría deberían entregar a nuestros escolares (quinto y sexto de Primaria y primero y segundo de ESO) y no les va a llegar por una cuestión de miopías. La noticia ha sido comentada con profusión en todos los medios; cito esta entrada como podría citar muchas mas:
http://www.lukor.com/not-esp/locales/0912/14142744.htm
Se trata de ordenadores pensados inicialmente para hacer accesibles las nuevas tecnologías a los ciudadanos de países en vías de desarrollo: pequeños pero robustos, con precios razonables, sin grandes alardes para juegos y casi sin posibilidades para el procesamiento de vídeos o de fotos digitales, pero más que válidos para conectarse a Internet de forma fácil o para el visionado de elementos multimedia. Se distribuyeron montones de ellos en esos países e incluso son la última moda en el primer mundo puesto que se está descubriendo que son los verdaderos portátiles: ligeros, fáciles de transportar y de usar, con mucha conectividad a Internet y a otros aparatos, con mucha utilidad para un usuario corriente.
La introducción de esos ordenadores es el primer paso para un cambio radical en la enseñanza y casi me atrevo a decir que en la sociedad en la medida que ese ordenador será el primero en entrar en algunos hogares que hasta hoy no tenían: los libros de texto podrían desaparecer sustituidos por libros digitales o digitalizados (acabando así con el empacho de tener que cargar con pesadas bolsas todos los días y reduciendo casi con seguridad el coste de los libros de texto para las familias); las clases magistrales y los apuntes pueden ser total o parcialmente guardadas en las memorias de los mini PC para ser revisadas después con calma. El acceso a la información y a los documentos digitales a través de Internet es inmediato gracias a esos ordenadores si el centro educativo está equipado. Todo ello introduce una serie de valores añadidos en la enseñanza hasta ahora prácticamente inéditos aquí y ya frecuentes en otros países de Europa. La sustitución del formato impreso por el formato digital va más allá del simple cambio de un tipo de documento por otro y aunque sea de forma humilde, el Estado ha iniciado ese camino. En el marco de un programa destinado a ello (Escuela 2.0) Papá Estado ofreció una ayuda del 50 % del coste de esos ordenadores para dotar a los primeros cursos de la ESO de este recurso, emplazando a las CC.AA. a coparticipar en la puesta en marcha del programa poniendo el resto (y hay que recordar que según la distribución constitucional de competencias en materia de educación, es algo a lo que están casi obligadas). Algunas autonomías se han sumado a la propuesta y otras no. Ya es lamentable que unos alumnos del mismo Estado puedan acceder a esta modalidad de enseñanza y otros tengan que seguir en el modelo tradicional, puesto que estamos ante diferentes formas de ejercicio de un derecho fundamental como es la educación, pero lo que produce sonrojo y vergüenza es que se utilicen argumentos como (y cito literalmente) que “los ordenadores de Zapatero pueden producir miopía” y otros similares cuando en realidad esconden la imposibilidad material de cubrir la parte que corresponde por la bancarrota técnica de las arcas autonómicas y la incapacidad del PP para adaptarse a los nuevos tiempos: nótese que en algunos colegios de pago ya se está introduciendo la enseñanza en digital. Y digo yo que es como si se quisiera impedir el acceso a este recurso a la enseñanza publica.
El procedimiento, embarrar cualquier iniciativa interesante que venga del Estado para esconder los males propios ya se empleó con la Ley de Dependencia y en otros asuntos que no vale la pena seguir enumerando porque es publico y conocido que somos la autonomía menos subvencionada por el Estado (en buena parte por renuncia expresa del ejecutivo autonómico) gracias a una serie de artificios para paralizar y retrasar el reconocimiento y concesión de las ayudas por parte del gobierno autonómico, que de no usarlas quedaría obligado a poner la parte que le corresponde; en otras palabras para no verse en la obligación de gastar y endeudarse más, se está haciendo lo de siempre: manejar los datos y la información para parecer que el malo de la película es Papá Estado. Porque solo así se explica que unas autonomías puedan acceder a las ayudas y otras no y que quienes han renunciado a ellas ahora vean como el dinero inicialmente destinado a su Comunidad sirva para reforzar el programa de las que han dicho que si. Mas vergüenza ajena.
Sinceramente creo que no es un tema menor. La educación preocupa en todas y cada una de las casas; queremos lo mejor para nuestros hijos (o/y nietos) y queremos verlos manejando ordenadores en el marco de la enseñanza pública porque son el futuro y esa es la forma de mejorar en resultados académicos y lo que es más importante, en capacidades. Que eso no pueda hacerse porque la gestión económica y política de la Generalitat sea un desastre debería remover conciencias. Una comunidad educativa dominada por la masificación en las clases, por maestros contratados en precario, por la proliferación de barracones, etc., con unos responsables que se jactan además de que la política del Estado es desdeñable (cuando ellos a mi criterio son el verdadero problema aunque lo hacen bien: gastan el dinero público que no tienen en fastos mediáticos para mantener un alto nivel de voto cautivo: inversiones dirigidas, circuitos de alta velocidad, televisión de partido...).
Me alucina además la relativa impasibilidad de los otros, que parecen más propensos a mantenerse en la oposición que en cambiar radicalmente el panorama cogiendo el toro por los cuernos.
¿O será que hay un cálculo y se sabe que quien entre a gobernar la Generalitat lo va a tener más que crudo por el grave endeudamiento heredado?
Pobres de nosotros entonces.
Imagen procedente de: http://www.hoytecnologia.com/noticias/Aznar-Negroponte-presentan-Espana/16569
El artículo se publicó en 2007 y en él Aznar y Negroponte (un gurú de la informática) en una iniciativa de la FAES, fundación que preside el Expresidente Aznar, cantan las excelencias de los mini PCs para la enseñanza en países pobres.
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