1: wikipedia.
Un fantasma recorre el mundo: la autoría colectiva y el trabajo en común. Estados, empresas de comunicación, autores y aún intelectuales y políticos se empeñan en perseguirlo, en acabar con él, poner freno a sus desmanes: ¿quien no ha sido acusado de ser un delincuente por intercambiar, utilizar y adaptar conocimientos procedentes de otras personas e instituciones desprovisto de todo matiz económico? O a la inversa ¿cuantas empresas hay que facilitan ese contexto de trabajo en común para apropiarse de sus productos y explotar comercialmente esas ideas?. Ya es hora de proclamar que la genialidad o el trabajo bien hecho no puede entenderse como producto único y exclusivo de una persona; nunca lo ha sido, pero ahora especialmente. Cuando compramos un ordenador entramos en el cada vez mayor círculo de los editores de contenidos. Cuando entramos a Internet estamos en otro también cada vez mayor en el que se pueden intercambiar conocimientos, información y toda clase de productos editados por cada persona e institución conectada. Todo ese caudal entra así en una imparable cadena de transmisión independiente de los autores o proveedores, al margen de su calidad o su relevancia. Y el fenómeno es imparable en la medida que está arraigado en uno de los derechos fundamentales de la persona: la libertad de pensamiento y el derecho a comunicar y difundir libremente ideas, creencias, información... En estas condiciones los mal llamados “derechos de autor” están destinados a desaparecer en su concepción actual o cuando menos, a ser reescritos. Como manifestación emergente de lo que decimos se encuentran iniciativas tan significativas como las bibliotecas virtuales y las cadenas de libre distribución de contenidos, las licencias GNU (accesibles pinchando en icono correspondiente debajo de las entradas de este blog) que permiten una gestión de los derechos de autor a la carta y las wikis (según wikipedia: sitio web cuyas páginas web pueden ser editadas por múltiples voluntarios a través del navegador web. Los usuarios pueden crear, modificar o borrar un mismo texto que comparten.). Veamos: Si se busca “Elche” en ella aparece un magnífico artículo con una buena cantidad de enlaces a otros artículos de la propia enciclopedia, a páginas web y a otros documentos de la red, de manera que acumula información propia y relacionada que en algunos casos solo se encuentra aquí. Si sondeamos en su autoría encontramos a un montón de personas detrás y un proceso de elaboración que no siempre ha sido fácil (en este caso incluye al menos una vez el borrado del artículo completo por un supuesto plagio en uno de sus apartados, finalmente arreglado), con discusiones a veces bizantinas sobre asuntos de detalle (como la distancia que nos separa con Alicante o si Elche tiene o no aeropuerto). Y es que cualquiera puede subir contenidos nuevos y mejorar el artículo, o empeorarlo (los actos vandálicos como el borrado o la inclusión de información errónea, pronto se corrigen). Así es como se ha acabado construyendo y poniendo al alcance de los navegantes la mayor enciclopedia digital y en muchos casos la mejor por la actualidad y las referencias que contiene, hasta el extremo de competir cada vez con más ventaja con iniciativas comerciales como la Encarta de Microsoft o la Universal de Micronet. La otra cara de la autoría colectiva es que cualquiera puede utilizar libremente su contenido sin fines comerciales citando eso sí, su procedencia según licencia GNU de derechos de autor: redondo ¿no?.
Surge casi como reflexión inevitable que hasta hace poco una de las utilidades de la biblioteca pública era la capacidad que tenía de presentar el saber humano en costosas y enormes obras de referencia alineadas en los estantes, de manera que quien quisiera tenerlas cerca tenía que acudir a ella. En la actualidad, con la aparición de este tipo de obras en acceso abierto y formato digital y la proliferación del ordenador y de Internet el único argumento que se me ocurre para seguir yendo es que es el único lugar que permite acceder simultáneamente a documentos tradicionales y documentos digitales, siempre que proporcione acceso a Internet y que contenga una sección digital (tema digno de ser comentado otro día, basta que diga la conclusión: por lo apuntado, ya no tiene sentido quedarse como biblioteca tradicional, ni siquiera la que utiliza Internet solo para permitir a los ciudadanos que consulten en el catálogo en línea las obras que atesora y para prestar los servicios de siempre como el préstamo). En ambos supuestos encontramos como elemento de entrada o de salida los factores anteriormente comentados: trabajo en común, digitalización, puesta en Internet, renegociación de derechos de autor, etc.
2: Materiales diversos
Ejemplos del mundo virtual; o como autores anónimos decidieron emplear su tiempo y sus energías en montar las presentaciones o/y los vídeos que a continuación citamos:
- La presentación de la librería Lello e Irmao de Oporto (“Donde habita el placer” era el sugerente título del archivo que recibí por correo electrónico) o el encanto de lo de siempre.
http://www.4shared.com/file/144303218/33fe2ee7/libreria_lello.html
- Vídeo acerca del aprendizaje de las nuevas tecnologías: una humorada que no necesita comentarios.
http://www.4shared.com/file/144303769/d734a5d/PC_Ayuda_de_Escritorio.html