Acabo de enterarme que es el proyecto ganador. Tenía preparada una entrada que voy a reproducir. Como lo que digo lo mantengo puede pensarse que está escrita después, tanto da.
Como idea es la menos original: SANAA o YIC al menos fueron atrevidos y se jugaron el tipo en proyectos poco o nada frecuentes, cosa que no cabe decir del resto. Las norias como elemento de disfrute del paisaje y de diversión se emplean con profusión porque permiten alzarse en vertical con poco aparato constructivo y añaden el consabido balanceo de la cabina por la combinación de fuerzas en juego. Londres pretendió convertir en emblema la suya y no lo consiguió por la escasa originalidad y la abundancia de ejemplares repartidos en muchas ciudades y parques de atracciones. Todos hemos subido alguna vez y ya sabemos que se siente, puesto que una noria por muy grande que sea no deja de ser eso. Y dudo que la visión del Palmeral transforme la experiencia en algo cualitativamente diferente.
Como penalización añadida el proyecto incorpora la reconversión de las estación del tren de nuevo con cargo a las arcas municipales. No es una competencia municipal y sí tiene competencias tanto el Estado como la Comunidad Autónoma. ¿Pondrán los 8 millones que según el proyecto costará remodelarla tras la declaración de intenciones que supone aprobar el proyecto?.
Siempre he odiado las norias: no por el vértigo, ni por el más o menos justificado peligro de ir arriba y abajo, sino porque me siento un simple objeto movido a capricho o necesidad del propietario de los botones correspondientes: si quiero bajar ya tengo que esperar a que me toque; si por el contrario quiero subir hasta lo más alto también tengo que esperar, puesto que es una posición única, disfrutable por una sola cabina. Si por el contrario quiero permanecer arriba sintiendo el paisaje o los aires que corren, me van a cambiar una vez transcurrido el tiempo asignado para dejar paso a la siguiente, Si solo se puede poner en marcha a partir de cierto número de cabinas ocupadas hay que aguantar la molesta espera en mitad del recorrido hasta que se completa el cupo. Al final me ha quedado el mismo sentimiento de frustración: ¿he pagado para esto?.
Se prevé la posibilidad de cenar en la cabina. Ya se sabe, tortilla en taper, salvo que haya un restaurante con barra por cubículo o algún novedoso sistema portante de viandas y otros elementos. No se me ocurre como sintetizar las diversas posiciones con algo estático como una cena, salvo que se pretenda subvertir este tradicional punto de vista gracias a un movimiento más o menos continuo o que cuando menos te lo esperes o con aviso previo, te muevan un poco hasta el punto siguiente, jeje.
Para terminar, acusamos a la Administración autonómica de dilapidar el dinero público en vez de mejorar los servicios básicos. ¿Que fuerza moral queda tras la decisión de gastar 18 millones de euros en la noria?. Y lo peor: el nuevo reclamo de la ciudad será una noria. ¡Uf...!
Queda gracioso lo del taper, pero se supone que la cena es en el restaurante de la base de la noria.
ResponderEliminarYó sí tengo vertigo,así que no creo que la estrene. Estéticamente me gustaba la noria y el de la torre, que parecia un tronco de palmera.Por lo menos pueden subir más personas que en los de tantas rampas , a no ser que tubiesen ascensores resultaria bastante cansado subir con silla de ruedas.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Remei. El único que no incluye ascensores es el de la Colina.
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo contigo, por lo que creo poco más se puede añadir.
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