lunes, 17 de noviembre de 2008

¡Ay, Palmera, palmera!


Se las planta en las grandes ocasiones. 
No es algo superficial, algo que se haga a la ligera. 
Los ilicitanos sabemos bién que la palmera es una propuesta de permanencia, de renacimiento contínuo. Mientras tú sigas, yo estaré aquí, nos decimos. 
Por eso en ocasiones señaladas, alguien se acuerda de ellas y las planta.
Y las encontramos junto a edificios que tuvieron y tienen algún sentido. A veces es el único testigo mudo de que algo había allí. Otras veces  su ruina acompaña a otras ruinas lamentables.
Solo las modernas técnicas como el rociado con gasóleo, la tala o la acción inmisericorde de la excavadora puede acabar con ellas. También el abandono y el maltrato, aunque es dificil, como vemos. 
Los ejemplares que reproducimos se encuentran junto a la vieja estación eléctrica del Pantano de 
Elche y probablemente se plantaron el año de su inauguración. 
Fuimos a ver la también renacida imagen del agua (sic) rebosando por el borde de la presa, antes del vandalismo de abrir la compuerta. Esperemos que la declaración de paraje natural protegido -volveremos sobre ese tema más adelante- llegue a tiempo para todo: el paraje, la presa, las palmeras, las ruinas de la estación, el Molino... 


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