En mitad de la canícula veraniega en el facebook aparece una nota de Gonzalo Martínez Español avisando del riesgo de caída inminente de uno de los arcos de la conducción de aguas potables del Obispo Tormo en el término municipal de Aspe, con 6 fotografías que ilustran la urgencia de la intervención para impedir que se derrumbe. En cursiva el texto:
Hace unos días efectué una visita al paraje de los Barrancos. Me habían comentado que uno de los arcos de la conducción de aguas de Aspe a Elche se encuentra en un inminente peligro de desplome. Sin lugar a dudas, el acueducto situado junto a la Sierra Carbonera presenta un evidente desplazamiento lateral, originado por una muesca que tiene en la parte superior que le ha hecho perder consistencia constructiva y solidez. Urge intervenir porque si se demora va a derrumbarse, especialmente cuando sople fuerte viento o lluvias. Tengo constancia de que hace unos años hubo contactos entre los Ayuntamientos de Aspe y Elche sin llegar a ningún acuerdo, ya que la obra es propiedad de Elche en término de Aspe. Esperemos que los responsables de patrimonio de ambos municipios conozcan el problema y se pueda intervenir antes de que el acueducto caiga al suelo.
Foto desde las estribaciones de Tabayá: Pavía. Sierra Carbonera. Arcos en peligro. Sierra de la Coca al fondo. La precisión se debe a Juan Pascual (10/09/2014) |
Según Gonzalo ...el acueducto se sitúa en la denominada Sierra Carbonera, donde la conducción viene por las estribaciones montañosas que están a la parte contraria de la Sierra del Tabayá. La conducción rebasa la zona de la presa de Pavía y antiguo Puente de Hierro de la conducción de Lafarga, y mediante dos acuecuctos salva sendos barrancos y gira 90º para seguir paralela al río Vinalopó a media altura de la Sierra Carbonera. El acueducto en cuestión tiene una muesca trasversal en la parte superior próximo a uno de sus arcos desde hace varios años, que le ha hecho perder consistencia y que ha provocado que el acueducto se vaya desplomando. Además de la pérdida del enlucido y materiales constructivos. La última fisura evidencia un riesgo inminente de derrumbamiento, si no se actúa prontamente.
De forma inmediata van saliendo en el Facebook los detalles del problema, que resumidos son los siguientes: el arco en cuestión (como toda la conducción) es propiedad del Ayuntamiento de Elche, aunque está en Aspe; no está catalogado ni posee figura alguna de protección patrimonial, aunque lo merece como veremos (y le corresponde al Ayuntamiento de Aspe iniciar los trámites para la inclusión del bien en el catálogo, según la ley de Patrimonio de la GV según apunta José Ramón García Gandía). Si así fuera, correspondería en todo caso al propietario del bien (el Ayuntamiento de Elche) iniciar las actuaciones materiales para repararlo... Pese a que, como afirma Felipe Mejías, ha aguantado en pie más de 225 años, como está en tierra de nadie (Gonzalo) por desgracia se caerá antes de que las administraciones implicadas se pongan de acuerdo (Aroldo Villa).
Se ha puesto el dedo en la llaga: enredarse con los temas administrativos es la mejor forma de olvidar el problema real. La conducción de aguas potables del Obispo Tormo es una magnífica obra de ingeniería hidráulica que por su entidad merece mejor suerte: magnificada y celebrada cuando se inauguró (como veremos en otra entrada), olvidada una vez que dejó de ser útil, maltratada y agredida después por las Administraciones públicas que deberían conservarla pese a que solo por su fecha de construcción (1789) debería tener una protección integral. Desde la galería de la fuente de Barrenas y las casetas de arranque de la conducción hasta los restos del primer depósito de agua potable que tuvo la ciudad junto al Molí Nou que también está viniéndose abajo; desde las casetas que quedan hasta los restos de sifones y galerías subterráneas por los que circulaba el agua, toda la obra debería estar protegida en los términos municipales por los que discurre y no solo los elementos más decorativos (los acueductos de 4 y 5 ojos sí están incluidos como bien a proteger, adoptados como una seña de identidad de Aspe).
Así pues, empezando por lo más urgente (impedir que el arco señalado por Gonzalo se venga abajo) lo que hay que hacer es iniciar el camino para la protección integral de lo que queda. Proseguir con el estudio y análisis histórico iniciado por Gonzalo Martínez y Felipe Mejías y otros trabajos (Adrián García Torres) inventariar lo que queda, con la adecuada memoria descriptiva acompañada del debido reportaje gráfico...
Porque se ha perdido mucho: al inevitable deterioro por el paso del tiempo se añaden conducciones destrozadas por la construcción de carreteras, autopistas y conducciones de gas, vandalismo de quienes no han dudado en arrancar y llevarse los sillares labrados para su uso privado o destrozar casetas de registro, apropiaciones indebidas como el vallado por particulares de algunos tramos que incluyen obra de arquería... Incluso tramos de la conducción sepultados por un macrovertedero de inertes debidamente autorizado por el Ayuntamiento. En definitiva un ritmo de destrucción de patrimonio galopante que solo puede remediarse si las administraciones y los ciudadanos (sobre todo los ciudadanos) se implican en su defensa.
Así pues, empezando por lo más urgente (impedir que el arco señalado por Gonzalo se venga abajo) lo que hay que hacer es iniciar el camino para la protección integral de lo que queda. Proseguir con el estudio y análisis histórico iniciado por Gonzalo Martínez y Felipe Mejías y otros trabajos (Adrián García Torres) inventariar lo que queda, con la adecuada memoria descriptiva acompañada del debido reportaje gráfico...
Porque se ha perdido mucho: al inevitable deterioro por el paso del tiempo se añaden conducciones destrozadas por la construcción de carreteras, autopistas y conducciones de gas, vandalismo de quienes no han dudado en arrancar y llevarse los sillares labrados para su uso privado o destrozar casetas de registro, apropiaciones indebidas como el vallado por particulares de algunos tramos que incluyen obra de arquería... Incluso tramos de la conducción sepultados por un macrovertedero de inertes debidamente autorizado por el Ayuntamiento. En definitiva un ritmo de destrucción de patrimonio galopante que solo puede remediarse si las administraciones y los ciudadanos (sobre todo los ciudadanos) se implican en su defensa.
Gran artículo, en el se ve la dejadez de los políticos en relación de nuestro patrimonio
ResponderEliminarGracias Manuel Jose. Ahora mismo estamos intentando concertar a las administraciones para que no hagan dejación. Ya veremos
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