Ya
hace algún tiempo, alrededor de la publicación de la interesante entrada El camino a Elche de Gonzalo Martínez Español, en
la entrada dedicada a El camino viejo de Aspe:el itinerario de Cavanilles (1) anuncié que había encontrado restos de un
camino íbero o medieval en los alrededores, buscando
precisamente restos materiales del camino a Elche más allá de los leves rastros
de marcas de carro encontrados por Gonzalo al principio de la Cuesta de la Cochera.
Casi por casualidad encontré algo totalmente distinto: unas carriladas suspendidas por encima del actual camino
asfaltado que va a la urbanización de La Cochera desde la Carretera de Aspe. A mi criterio son carriladas
íberas, por la anchura del eje y sus características (aunque como siempre
los especialistas en arqueología tienen la última palabra). En cualquier caso evidencia
la antigüedad del itinerario y casi de rondón plantea a su vez la importancia
del paraje de la Torre de Carrús, lugar al que parecen encaminarse, pues el único
vado practicable está en sus alrededores.
Detalle de carrilada |
A tener en cuenta que a mitad de camino entre la Torre de Carrús y el
Aspe actual, en las Tres Hermanas hay un yacimiento íbero con restos de un
camino ceremonial también de 1’20 de ancho. En contraposición, unos
cuantos metros más arriba de las carriladas en la hondonada, el arqueólogo José Ramón García Gandía (uno de los autores del estudio de la Regia en Tres Hermanas) situó en una primera aproximación los fragmentos de
cerámica de los alrededores como de época medieval o moderna; también hay que
decir que el lugar en el que se encontraron los restos conserva por arriba lo que podría ser un camino hoy no funcional
de una misma ruta o vía, que evidenciarían los problemas históricos del
itinerario, con cambios puntuales casi cada 10 o 20 años como se observa en la
consulta de la cartografía histórica.
Inevitablemente me surge el recuerdo de
los eruditos del XIX (Lumiares, Chabás, Aureliano Ibarra, Figueras Pacheco...)
que situaban la Vía Augusta por estos parajes. En cualquier caso lo que hay (en el término municipal de Aspe, por cierto) son dos tramos de un
mismo camino carretero cuyas características están en las antípodas de las vías
romanas. El primero consiste en unos 100 m. de trazado casi continuo y el
segundo son varias carriladas puntuales sobre el lecho de arenisca del fondo de
la hondonada de la Sierra de la Cochera.
Carriladas en la hondonada de La Cochera |
De
nuevo tenemos una serie de rasgos típicos: un camino tallado en la roca, de un
solo vial (un sentido único de circulación de manera que no es posible que se
crucen dos carros sin apartarse uno de ellos), un ancho de eje de 1’20 m, una
parte central entre los carriles alisada o preparada para facilitar la eficacia
del tiro y una caja o cajero del camino previamente tallado para evitar los
roces del carro o de la carga sobre las paredes, allí donde es necesario. En
este caso no se conocen canteras en las inmediaciones por lo que salvo error u
omisión cabe otorgar una finalidad distinta a las derivadas de las actividades extractivas, un vínculo que muchos pretenden aplicar a este tipo de caminos y que no siempre, como es el caso, se cumple.
Carriladas en la hondonada |
No hay comentarios:
Publicar un comentario