De nuevo un artículo de interés local de Felípe Mejías López. En este caso la noticia de una hacienda en el campo de Aspe, propiedad de los Miralles de Imperial, sobre los que volveremos en otra entrada, ejemplo de esa pequeña nobleza ilicitana capaz de extenderse por territorios circundantes, de adaptarse a las nuevas circunstancias primero con la explotación agraria eficiente de su fincas, lejos del estereotipo del absentista y después de participar con el capital acumulado en el proceso de industrialización de finales del XIX. De paso decir que estamos ante otro supuesto de relación directa entre ambas ciudades por encima de la actual división geográfica en comarcas y términos municipales; de hecho cierto número de entradas abordan aunque sea tangencialmente ese tema. No en vano prácticamente desde la Reconquista estuvieron sometidas a la misma jurisdicción nobiliaria hasta su transformación en municipios independientes.
LA CASA AMADEO
PERVIVENCIA
DE UNA HACIENDA DEL SIGLO XVII EN EL CAMPO ASPENSE / FELIPE MEJÍAS LÓPEZ
Tal vez debido a su ubicación privilegiada, junto al antiguo
camino de los molinos, entre tierras de regadío y muy cerca de la confluencia
de los ríos Vinalopó y Tarafa; tal vez por su pertenencia documentada durante
siglos a la familia Miralles de Imperial -de origen ilicitano pero muy
vinculada desde siempre con Aspe-, lo cierto es que la Casa Amadeo (también
conocida como finca Mari Luz) resulta ser uno de los caseríos rurales aspenses
de mayor antigüedad conservados cuya cronología puede ser contrastada mediante
la documentación escrita de diversa índole que ha generado durante al menos
tres siglos.
Esta documentación lo cita como una hacienda con casona y
tierras cultivadas en plena producción ya en los primeros años del siglo XVIII.
Si a esto añadimos el inesperado hallazgo de la que casi con total seguridad
fue la campana original de su capilla, con la fecha de fundición de 1684
perfectamente visible en su copa, podemos entender la singularidad de este
lugar y la necesidad de constatar al menos su existencia.
LOS MIRALLES DE IMPERIAL, LA CASA Y SU ENTORNO
El conjunto se encuentra situado en el paraje de Quincoces,
junto a la actual carretera de Alicante y al pie de una pequeña elevación a
partir de la cual comienza una ligera pendiente descendente hasta el río
Vinalopó, del que le separan unos 400 metros.
En la ilustración inicial, la casa desde los altos del barranco Rabosero. Junto al
edificio añadido en los años cuarenta se aprecia la techumbre de la capilla, y
tras ella, la de la casa.
La construcción muestra una gran complejidad estructural,
fruto de lo dilatado de su existencia y de las numerosas reformas y
ampliaciones sufridas. Básicamente parece responder a la tipología de casa de
dos plantas, con una sola crujía paralela a fachada orientada a levante, y con
un tejado a un agua vertiente a fachada[1].
Las dependencias de uso agropecuario, como bodega, almazara y corral se
situaban a la espalda de la casa, presentando su acceso actual por la zona
norte, donde encontramos un antiguo aljibe exento. Adosada al edificio por la parte
orientada al sur se levantó la capilla (de la que más tarde hablaremos, y a la
que aventuramos una cronología paralela a la de la fundición de su campana), y
en los años centrales del siglo XX la estructura tipo chalet que actualmente
puede observarse desde la carretera. Usos y segregaciones posteriores han
añadido al conjunto incluso una pequeña fábrica.
Aunque hoy día ya no aparezca dispuesto en la fachada,
sabemos que hasta hace poco todavía figuraba en ella el escudo labrado en
piedra de la familia Miralles de Imperial. Dicho escudo, que también
podía observarse en la casa solariega de la familia, en Elche[2],
presentaba como figuras principales un espejo octogonal y un águila
imperial de alas abiertas, lo que viene
a confirmar la hidalguía del apellido y el carácter de burgueses ennoblecidos
que parece corresponder a los Miralles de Imperial.
Las primeras noticias relacionándolos con la casa aluden a
don Máximo Miralles de Imperial, al que encontramos vendiendo una
parcela de olivar y tierra blanca de esta finca en 1726[3].
Igualmente confirmamos la existencia en estos años de una bodega en la casa,
por la venta que efectúa de una partida de 370 cantaros de vino por valor de
375 reales al doctor Tomás Aracil en marzo de 1729[4].
Los rendimientos proporcionados por estas tierras debieron ser extraordinarios,
sobre todo gracias a la facilidad de riego que ofrecían los tres manantiales de
agua dulce existentes en la heredad y que ya en 1726 el concejo de Elche andaba
proyectando canalizar para satisfacer las necesidades de la ciudad[5].
Estas fuentes, todavía identificables sobre el terreno a pesar del tiempo
transcurrido[6], volvieron a
interesar al consistorio ilicitano cuando, ya avanzado el siglo, se comenzó por
fin el estudio definitivo de canalización de las aguas de la fuente de Barrenas
por parte del arquitecto aspense José Gonzálvez de Coniedo. En el
informe levantado al respecto en agosto de 1782 se contemplaba la posibilidad
de sustituir la fuente de Barrenas por los afloramientos de agua existentes en
la finca del entonces propietario Pedro Miralles de Imperial (nieto de
Máximo). Veamos su ubicación:
"(...) se enquentran tres fuentes que la una de ellas
fluye al arrimo de la acienda (sic) de D. Pedro Miralles, y se llama la
fuente de la Texa. Otra que se halla a unos veinticinco pasos de la que
antecede, otra a la distancia de trescientos pasos y se llama la Fuente del
Baladre cuyas tres fuentes producen unas con otras, tres texas de agua que es
al respecto de una texa cada una cuya agua es dulce y de muy buena calidad y
creemos ser bastante para surtir este pueblo (...)"[7].
Aunque al final la canalización comenzó a construirse en el
manantial de Barrenas (bajo la actual carretera de Monforte, en el margen
izquierdo del Río Tarafa), el trazado del acueducto delineado por Gonzálvez
de Coniedo cruzaba de norte a sur la finca. El detallado proyecto de
ejecución de la obra nos permite conocer con precisión los lindes antiguos de
la propiedad y el recorrido -soterrado- de la canalización, que viene a pasar unos
cincuenta metros por delante de la fachada principal de la casa, cruzando la carretera "(...) en donde se deve (sic) cubrir con una bóveda de
Rosca con buenas losas para que el golpeo del camino no la destruya (...)"[8]hacia
el barranco Rabosero.
El Ayuntamiento de Elche compró a Pedro Miralles de
Imperial y Tárrega el 9 de diciembre de 1785 las tres tahúllas y
tres ochavas de tierra necesarias para el soterramiento del canal (quinientas
ochenta y dos brazas de longitud por una y media de anchura), valorándose éstas
en 3.000 reales de vellón. Se le ofreció la posibilidad de variar en cualquier
momento el curso del canal, mudándolo a la parte de poniente de la casa, pero
parece ser que no hizo uso de este derecho. Sabemos por este escrito que la
propiedad comprendía
entonces una extensión de 479 tahúllas con "(...) diferentes plantados de
viña, olivos y otros frutales (...) con su casa de habitación, cubo, bodega y descubierto de
ganado (...)",
y que cruzando la carretera, abarcaba tierras de secano y plantaciones de
higueras junto al barranco Rabosero[9].
Durante todo el siglo XIX, la casona siguió formando parte de
la familia. Al heredero del anterior, Pedro Miralles de Imperial y
Vaillo de Llanos, le sucedió a su vez en la propiedad su hijo Amadeo Miralles
de Imperial, ya residente en Aspe por su matrimonio con la aspense doña
Plácida Gumiel. Desde entonces, la memoria colectiva aspense le ha adjudicado
su nombre a la casa. La figura de Amadeo aparece relacionada junto a la de los
cosecheros y productores de vinos más importantes de la localidad, muchos de
los cuales -incluido él mismo- acabarían ocupando cargos de responsabilidad
política en el consistorio aspense, como así ocurrió en 1870 o 1875[10].
Zona norte del edificio, con el aljibe y el acceso a la bodega. |
Vista de la balsa donde se recoge el agua del pozo de la finca, situado a la izquierda de la imagen, junto a la palmera. |
Finalmente la casa fue vendida en 1942 por su sobrino nieto,
Julián Miralles de Imperial y Barrie[11],
al conocido industrial aspense Julio Cervera Alonso, quién efectuó importantes
reformas, ampliándola notablemente y restaurando por completo la antigua
capilla.
Fachada de la capilla. Obsérvese el añadido de obra moderna de ladrillo desde media altura. |
LA CAPILLA Y SU CAMPANA
Se trata de una pequeña construcción de mampostería con
cubierta plana y cámara superior con tejado a un agua lateral. Aparece adosada
al muro sur de la casa, con una orientación este-oeste. Lo modesto de su
estructura y dimensiones -no olvidemos que se trata de una capilla de uso
privado en un ámbito rural- no le resta un ápice de valor, por cuanto supone
ser la única edificación de carácter religioso originaria del siglo XVII
conservada en el campo de Aspe. Presenta una fachada de 3,75 metros de anchura
desprovista de toda decoración, con ingreso de medio punto de 1,12 metros de
luz y 2,51 metros de altura. El hastial aparece enmarcado por dos pilares que,
dejando un vano central para alojar la actual campana, se prolongan hasta lo que
fue una espadaña, hoy desaparecida. Tanto esta elevación desde media altura
como la campana (que no presenta epigrafía ni grabados) parecen obra reciente;
posiblemente se correspondan con la reforma realizada en los años cuarenta del
siglo pasado.
Interior de la capilla, con retablo y escudo de la orden del Carmen. |
El interior, de una gran sencillez compositiva, dispone una
única sala de algo más de 5 metros de profundidad, 2,9 metros de altura y 2,8
metros de ancho. Al fondo, sobre testero plano y enmarcado por un arco triunfal
de escayola sobre columnas exentas, se dispone un pequeño retablo igualmente de
escayola con un nicho central de arco apuntado albergando a la Virgen del
Carmen. En el interior del altar, que muestra en la predela el escudo de la
orden carmelitana entre pilastras, se dispuso en algún momento una reliquia, de
la que no se ha podido averiguar nada más aparte de su existencia. Tras el
molduraje de la cornisa incurvada del ático aparece la inscripción "J.
Llopis. Novelda 1943".
Parece claro que la decoración actual de la capilla se
realizó íntegramente en ese año sobre la estructura anterior. El espesor de más
medio metro de los muros, y su fábrica de mampostería trabada con mortero de
cal, claramente diferentes del ladrillo hueco de factura moderna de la parte
superior de la fachada, hacen pensar que durante la última reforma pudo
respetarse parte de la construcción original. La restauración de este pequeño
oratorio contó con el colofón de la visita de nuestro paisano, el obispo de
Badajoz don José María Alcaraz Alenda, quien bendijo la obra.
Sin embargo, lo verdaderamente destacable del conjunto, y tal
vez el motivo principal de este artículo, es la identificación de la campana
primitiva de la capilla. Esta campana todavía se conserva y ha sido localizada
de forma accidental, casi por casualidad[12].
Aspecto actual de la primitiva campana con sus rótulos y la fisura. |
Es una pieza de bronce de 28 centímetros de diámetro en el
pie y 15,2 cm en la parte superior, con una altura de 22,6 cm (29,6 con la
corona) y un grosor máximo de 18,5 milímetros medido en la boca, descendiendo a
6,2 mm en el tercio, donde presenta la falta de un pedazo. Su peso oscila entre
los 13 y los 14 kg[13],
según se incluyan o no los herrajes -que todavía conserva- para abrazar el
yugo. Carece de melena y de badajo, y muestra una grieta de uso que cruza el
tercio, medio, medio pie y pie, aumentada por lo que parecen ser marcas
antiguas de taladros (tal vez intentos de cuarteo para su refundición). Pese a
estas mermas, puede considerarse una pieza de gran belleza con un aceptable
estado de conservación.
En cuanto a la epigrafía y decoración, muestra dos bandas con
caracteres en letra capital romana:
La corona con los anclajes para la melena. |
- La leyenda superior la circunda totalmente y aparece enmarcada por un doble bocel. Ubicada entre el hombro y el tercio, muestra la frase "AVE MARIA GRASIA PLENA †" con una doble cruz entre griega y flordelisada[14]. El pedazo faltante ha hecho desaparecer la letra G y parte de la R, pero sin afectar a la legibilidad ni al sentido final de la frase.
- La inferior, situada sobre el medio pié y atravesada por la fisura sin llegar a dañar la inscripción, indica la fecha de fundición: "ANNO 1684". No se ha podido localizar marca de fábrica ni el sello del campanero, algo bastante extraño, aunque tal vez puedan existir en la parte superior junto a la corona, donde aparecen costras de cal con restos de pintura y pigmentos que podrían ocultarla. Tampoco se descarta la posibilidad de que figurase impresa en el pedazo desaparecido.
Detalle del motivo decorativo a modo de cruz. |
Son perfectamente visibles sobre el bronce el perímetro y las
marcas dejadas sobre el molde original de barro por las tablillas de madera
utilizadas para grabar los motivos en negativo. Fundida mediante la técnica de
la cera perdida, pudo ser obra de algún maestro campanero ambulante, algo muy
habitual en aquellos años. El análisis comparado de sus tipos y marcas con los
de otras campanas de la comarca podría arrojar alguna luz sobre su autoría, aunque
puede aventurarse la hipótesis, dada la cercanía en el tiempo y ciertas
similitudes epigráficas con la antigua campana Nieves de nuestra
iglesia, de que pudiera pertenecer a la misma mano que fundió las campanas para
la iglesia del Socorro en 1664, o quizá a algún fundidor ilicitano al que
requiriesen sus servicios los Miralles de Imperial.
Comienzo de la leyenda. Nótese la técnica de
impresión sobre el molde de barro con pequeñas cartelas cuadrangulares. |
AGRADECIMIENTOS
A Jaime Campello Antón y Dolores Abellán Suárez, actuales
propietarios de la Casa Amadeo, por su hospitalidad y gentileza al ofrecerme
todo tipo de facilidades durante la visita a la finca.
A Aurelio Almodóvar González, por hacer honor una vez más a
la calidad humana de su familia y dejarme disponer del tiempo y el espacio
necesarios para trabajar con la campana como lo hubiera hecho en mi propia
casa.
A Mari Luz Cervera Alcaraz mi gratitud más sincera por su
comunicación telefónica aportando algunos jugosos datos acerca de la capilla.
A Gonzalo Martínez Español por sus desvelos en proporcionarme
hasta última hora la mejor información posible acerca de la familia Miralles
de Imperial. Sin su colaboración desinteresada este artículo habría
resultado notablemente disminuido.
A
Ginés Martínez Martínez por su buen hacer de fotógrafo paciente, siempre
dispuesto y profesional.
[1] Para una visión más completa acerca de la tipología
estructural de las casas de campo en el ámbito valenciano, puede consultarse la
obra de J. Miguel del Rey Aynat (1998): Arquitectura Rural
Valenciana. Tipos de casas dispersas y análisis de su arquitectura.
Valencia, Consellería de Cultura, Educació i Ciencia.
[2] Actualmente desaparecida,
se encontraba muy cerca de la Basílica de Santa María, en el solar hoy ocupado
por las dependencias de la Mutua Ilicitana. Pueden verse reproducciones de este
escudo en el artículo de Jaime Pomares
Perlasia Rancias estirpes ilicitanas, publicado en 1943 en la
revista Festa d'Elx. También en el Tomo III de los Índices de
Cabildos y Sitiadas elaborados a principios del pasado siglo por el que fue
cronista de Elche Pedro Ibarra Ruiz, actualmente depositados en el
Archivo Histórico Municipal de Elche.
[3] (A)rchivo (H)istórico
(M)unicipal de (N)ovelda. Protocolo del notario Del Pilar. Año 1726, folio
11-v.
[4]AHMN. Protocolo del notario
Del Pilar. Año 1734, folio 16.
[5]El proyecto se encargó a los maestros de obras
alicantinos Juan Bautista Guedea y Joseph Terol el Menor, redactándose los
capítulos con las condiciones de ejecución del canal el 16 de octubre de ese
año. En ellos "(...) el Maestro que arrendasse dicha obra tenga
obligación de conducir el agua de la fuente que llaman del Baladre que esta
bajo de la Hazienda de Dn. Máximo Miralles sita en
el termino de Axpe (...)"
Archivo Histórico Municipal de Elche. Signatura 3-5. Capítulos con los
quales se ha de Arrendar la conducción de las aguas dulces para las fuentes de
la Villa de Elche. 16 de octubre de 1726. Finalmente se desestimó la obra,
que había sido presupuestada en 4.000 doblones de 40 reales valencianos.
[6]En la visita realizada a la
finca, el actual propietario pudo ubicarnos con bastante precisión los
afloramientos de agua; la situación de cada uno de ellos coincide con las
descripciones que de los mismos se hicieron en el siglo XVIII. A día de hoy se
mantiene en explotación un antiguo pozo situado a unos 200 metros de la casa
hacia el norte. Este pozo, que hace años sustituyó la tracción animal de su
noria por un motor de bombeo, vierte el agua extraída a una vieja balsa
circular de mampostería.
[7]Informe de peritos referente a la bondad de las aguas
que manan de las fuentes de Barrenas, Miralles, Baladre y otras, y de su
cantidad, para el surtido de esta villa de Elche, de orden del M.I.
Ayuntamiento. Cabildo extraordinario de 23 de agosto de 1782, recogido en la obra de Pedro Ibarra Ruiz (1926):
Aguas dulces de Elche. De Barrenas a Romero. Elche, pp. 46 y 47.
[8]"Año de 1783. Presupuesto del costo de las obras necesarias para la conducción
del agua dulce pedido por el Ilmo. Sr. Obispo D. José Tormo de Juliá a los
arquitectos D. Miguel Francia y D. José Gonzálvez Coniedo". Archivo
Histórico Municipal de Elche, Libro de Aguas, signatura 2-5.
[9]Ibarra Ruiz, Op. cit. pp. 70
a 75.
[10]Algunas noticias y anécdotas referentes a la casa y a
su actividad política aparecen en la obra de Manuel Cremades Cremades (1966): Aspe,
Novelda y Monforte. Alicante. Véanse las páginas 108, 129, 146, 149, 153 y
156.
[11]Puede seguirse la genealogía completa de la familia Miralles
de Imperial gracias al manuscrito conservado en el Archivo Municipal de
Elche "Genealogías Ilicitanas", elaborado hacia 1890 por Luis
Gonzaga Llorente.
[12] Sus actuales propietarios,
la familia Almodóvar González, recuerdan haberla visto desde siempre colgada en
el patio de la antigua fábrica de muebles que poseen en la calle Castelar, donde
se hacía sonar como indicadora de los períodos de trabajo y descanso de los
operarios. Sin embargo, la tradición oral que la familia ha ido trasmitiendo
durante años señala que procedía de una capilla ubicada junto a una casa de
campo en la partida de Quincoces, muy cerca del río y de la carretera, y esta
casa no puede ser otra sino la Casa Amadeo. Es más, conociendo la estrecha
amistad que unía a la familia Cervera con los Almodóvar, especialmente a Julio
Cervera con Roberto Almodóvar, es fácil deducir que esta campana pudo ser un
obsequio de su anterior propietario.
[13]Cumple casi a la perfección la regla para las
proporciones de las campanas fundidas en Occidente, vigente desde principios
del siglo XIV: la altura de la campana sin corona debe equivaler al 80% de su
diámetro, y su altura con corona debe ser igual a su diámetro. Igualmente se
ajusta a la fórmula para el cálculo de su peso: (Diámetro en metros)3*579.
[14] Resulta cuando menos curiosa
la forma de escribir la palabra "GRASIA" con s en lugar de con t,
como correspondería por tratarse de un texto en latín. En cualquier caso, es
descartable la posibilidad de error por parte del campanero.
Nota: hay otra versión digital en: http://es.scribd.com/doc/96309085/LA-CASA-AMADEO-PERVIVENCIA-DE-UNA-HACIENDA-DEL-SIGLO-XVII-EN-EL-CAMPO-ASPENSE-2002-Felipe-Mejias-Lopez
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